Por: E. Beltrán.
En el complejo momento político que atraviesa la clase obrera y los pueblos, es necesario que cada militante de nuestra organización asuma con mayor seriedad las responsabilidades que nos competen. La lucha de los trabajadores no permite distracciones ni excesos de flexibilización en nuestros métodos de trabajo. En este sentido, la disciplina consciente como objetivo, se requiere como una necesidad para avanzar en nuestras tareas y consolidar la organización.
El capitalismo, con sus estructuras de dominación ideológica, busca permanentemente terminar con nuestras capacidades de organización y acciones. Un Enemigo Interno es la inacción que no debe ser subestimada. Cuando nos permitimos ser llevados por la apatía, estamos de hecho colaborando con el sistema que estamos combatiendo. Las distracciones y el relajamiento en el cumplimiento de nuestras responsabilidades son tácticas del enemigo que buscan debilitarnos.
Debemos ser autocríticos y preguntarnos constantemente: ¿Estoy realmente cumpliendo con mis responsabilidades? ¿Estoy aportando al avance de la causa? Con las respuestas sinceras, dependerá la toma de nuevas decisiones que marquen los siguientes pasos para obtener una organización mayor consolidada y cualificada.
La extrema flexibilización en el tratamiento de las tareas asignadas, nos llevan al descuido y al desinterés. En lugar de adaptarnos a las circunstancias, debemos mantenernos firmes en nuestras convicciones y en nuestras metas. La lucha revolucionaria siempre ha requerido del máximo compromiso y dedicación, lo que significa que no podemos permitir que la falta de urgencia o lentitud nos desvíen de nuestro camino.
Es hora de adoptar una actitud militante en el sentido más elevado de la palabra: disciplina consciente, dedicación y entrega a la causa. Debemos destinar más tiempo y esfuerzo para consolidar nuestras estructuras. No se trata solo de cumplir con lo mínimo, ni mucho menos aparentar que se está trabajando para la organización; se trata de ir más allá, de dar ese paso de realizar el máximo de las tareas, de manera conscientes para lograr las victorias revolucionarias.
Cada reunión debe ser un espacio de iniciativas y creatividad revolucionaria colectiva, donde se revisen las tareas pendientes y se ejecuten los planes. Cada militante debe hacerse responsable no solo de su labor individual, sino también del equipo de trabajo.
Para seguir avanzando, debemos tener más concentración en nuestras tareas y responsabilidades. Esto significa eliminar todo lo que pueda distraernos de nuestro objetivo como militantes.
La crítica aplicada de forma de camaradería es una herramienta muy valiosa; se trata de elevar nuestro nivel de exigencia sin caer polémicas como si se tratara de situaciones personales.
Cada momento que desperdiciamos es una oportunidad perdida para transformar la realidad que nos oprime. La disciplina consciente, la lucha contra la inacción y la entrega como militantes para el cumplimiento de nuestras responsabilidades son uno de los principales elementos para ganar las batallas al imperialismo y al fascismo.
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