jueves, 10 de octubre de 2013

Editorial Acero Revolucionario N° 24, octubre de 2013

Órgano interno del Comité Central del PCMLV


¿Qué esperar de la situación mundial?

Seguramente nuevas guerras, revueltas y revoluciones estarán a la orden del día en los próximos años, ya que la crisis general del capitalismo avanza y se entrelaza con las crisis cíclicas para dar lugar a la agudización de todas las contradicciones; pero fundamentalmente a las que existen entre las potencias imperialistas, entre estas y los países dependientes, entre el capital y el trabajo, dando paso a luchas cada vez más duras, que se expresan, por una parte en represión interna, intervenciones y guerras de agresión, por la imposibilidad del imperialismo de seguir sometiendo al proletariado y a los pueblos por los métodos ordinarios, y de otra parte no se hace esperar la respuesta de la clase obrera y los pueblos que, movilizados en las calles, luchamos por frenar la arremetida burguesa, defender nuestros intereses y construir una sociedad sin explotación.

En las organizaciones marxista-leninistas tenemos la obligación de valorar tales situaciones, mirar las perspectivas del futuro y estudiar las experiencias del pasado, especialmente analizar las que están ante nuestros ojos, los casos de los últimos años, con las agresiones a Irak, Libia, Siria, así como la injerencia permanente del imperialismo en América Latina o los países de Europa del este, nos permiten entender, y poder explicar a las masas, sobre la base de la experiencia actual, los métodos que ha desarrollado la burguesía para tratar de mantener su dominio explotador, lo que amerita de los revolucionarios una política de preparación para enfrentar esos choques que están en proceso y que seguirán en el futuro inmediato.

Es evidente que junto con la crisis, ha llegado una nueva oleada de luchas. En tales condiciones debemos estar preparados para ejecutar una línea de acción clara y justa, buscando acuerdos con los patriotas, luchadores antifascistas y antiimperialistas para enfrentar la reacción, desnudando las manipulaciones del reformismo, que con sus vacilaciones le hace el juego a la burguesía. En este escenario, la organización revolucionaria está obligada a fortalecerse, dar pasos firmes como única forma de asumir el papel de vanguardia.

Como ocurrió durante la primera guerra mundial e inicios de la revolución rusa, los bolcheviques, dirigidos por Lenin, enfrentaron abiertamente a la reacción y a la vez denunciaron a los dirigentes de la II internacional por su política de conciliación con "sus" burguesías, al aprobar con sus votos en los parlamentos los presupuestos de guerra, asumiendo un papel de títeres de los intereses del imperialismo, lo que condujo a la bancarrota de la II internacional.

Ha quedado confirmado que sólo la clase obrera y sus aliados, bajo la dirección del partido del proletariado, asume verdaderamente y hasta las últimas consecuencias la defensa de los intereses de las mayorías; esto se demostró durante la comuna de París, las revoluciones proletarias; rusa, vietnamita entre otras, e incluso durante las guerras mundiales. Por tal razón, tenemos la obligación de desnudar la política burguesa y pequeñoburguesa que se expresa en la socialdemocracia, el reformismo y el revisionismo con su discurso manipulador y su acción conciliadora, para poder aclarar a la clase obrera y a las masas oprimidas el camino a seguir para lograr la liberación nacional y social por medio de la única vía posible: La revolución.

Lenin ha sentenciado al respecto: “Las masas engañadas por la burguesía tienen buena fe. Hay que sacarlas de su error con cuidado, con perseverancia y con paciencia, mostrarles el lazo indisoluble del capital con la guerra imperialista, explicarles que no se puede terminar la guerra con una paz democrática y no impuesta sin derrocar al capital.” 

La actual situación de África del norte nos permite comprobar si la burguesía y la pequeña burguesía son capaces de llevar las luchas hasta sus últimas consecuencias, o sólo el proletariado tiene las condiciones y la estructura organizativa para eso. Los casos de Irak y Libia son ilustrativos, más aún si los comparamos con la experiencia del Vietnam de Ho chi mihn, donde nuestros camaradas verdaderamente asumieron el camino de la resistencia popular, de la construcción del ejército del pueblo bajo la conducción del partido proletario, como forma de confrontar y derrotar la agresión imperialista. 

En el caso de Siria ha ocurrido un acuerdo entre las potencias imperialistas tradicionales (EEUU-UE) y las emergentes (China-Rusia) para desarmar al gobierno Sirio y repartirse los beneficios que ese país significa para el tránsito de petróleo y gas hacia Europa. Este proceso de negociaciones busca garantizar los intereses de las potencias imperialistas, mejorar sus negocios, facilitar acuerdos entre el gobierno y la oposición burguesa, además de tratar de controlar los impulsos revolucionarios de las masas. 

Los revolucionarios coincidimos en respaldar al pueblo Sirio en su lucha contra el imperialismo, le corresponde a ese pueblo decidir la vía para el triunfo en las siguientes confrontaciones, por ahora sólo han conseguido una tregua, el imperialismo no descansará hasta colocar allí a sus secuaces, y con un gobierno que se compromete a entregar parte de su arsenal, la labor será más fácil, por eso la clase obrera Siria y las organizaciones revolucionarias tienen una intensa labor antes de que se desate la próxima ofensiva del imperialismo.

A pesar de los despliegues propagandísticos “de izquierda” que caracteriza a los dirigentes pequeñoburgueses de algunos gobiernos progresistas, a la hora de la verdadera confrontación han recurrido a las técnicas de lucha burguesas y no a la organización del pueblo, no puede ser de otra forma, ya que desconfían de las masas, especialmente de la clase obrera y los campesinos pobres, que han seguido explotados durante sus gobiernos, y aunque algunos se den el nombre de socialistas, son una expresión de la socialdemocracia que se encarga de mantener las relaciones capitalistas, con una forma diferente, con una máscara, sin trascender los límites de la democracia burguesa, lo que les obliga a estar bajo la sombra de alguna de las expresiones del imperialismo para poder mantenerse.

La consigna “Proletarios de todos los países, uníos”, cobra cada día más vigencia, expresa la necesidad de respaldar a nuestros hermanos de clase, consolidar la unidad internacional del proletariado en lucha contra el imperialismo y la burguesía. En cada país, en cada región, en el mundo entero se requieren expresiones concretas de respaldo a los partidos revolucionarios, a los verdaderos marxista-leninistas, a la clase obrera y campesinado pobre que lucha de diversas formas contra el enemigo de clase.

“La crisis del capitalismo sigue avanzando, allanando el camino para guerras y revoluciones, que abren la posibilidad de una tercera etapa de la crisis general del capitalismo, las guerras cada día se hacen más inminentes, aunque todavía focalizadas en países dependientes, las revoluciones se van incubando y apenas se expresan como protestas y levantamientos parciales.”