Además de esos fenómenos visibles es importante valorar la causa de todas esas situaciones en la crisis económica cíclica, parte de la más amplia crisis general del capitalismo, que avanza y amenaza con desbancar el modelo de opresión de la democracia burguesa, instaurado después de la Segunda Guerra Mundial.
Ante su declive económico las
potencias imperialistas dirigidas por la burguesía financiera tratan de
reanimar el ciclo económico para no llegar a la depresión y para eso recurren a
la guerra, mecanismo que como ya hemos dicho en otros escritos, garantiza la
activación del aparato industrial en el corto y mediano plazo: Primero,
aumentando el gasto militar y reorganizando el aparato industrial para la
producción de armas y logística de guerra, después, financiando y ejecutando la
reconstrucción de las fuerzas productivas destruidas. Ese método, para tratar
de salir de la crisis capitalista, es bien conocido, porque fue aplicado en el
pasado y será aplicado cada vez que el modo de producción capitalista esté en
riesgo grave.
Las acciones económicas para
tratar de superar la crisis se acompañan de un programa político que es
típicamente fascista, expresión de la revancha de la burguesía contra el
proletariado. Ese intento de sometimiento total del proletariado hasta la
eliminación de todos sus derechos, tratando llevarlo casi a la esclavitud y la
explotación extrema, es el proceso de fascistización, que de lograr instaurarse
conduciría propiamente al fascismo.
Aquí podemos identificar una
diferencia importante entre el proceso de fascistización que es el período de
disminución de derechos, desaplicación de leyes, persecución y exclusión del
proletariado de la vida social común de una sociedad, y el fascismo que es la
expulsión total, represión directa, modificación de normas para legalizar la
eliminación de derechos, el asesinato y opresión extrema del proletariado por
parte de la fracción más reaccionaria del capital, que instaura para eso la
dictadura extrema, abierta y legalizada, eliminando todas las formas y
apariencias de la democracia burguesa.
La actual crisis capitalista no se desarrolla solo en EE.UU. o La U.E, se expande como una epidemia por todo el mundo y abarca países imperialistas o dependientes, pero ciertamente se expresa de formas diferentes.
La actual crisis que tiene su
epicentro en la principal potencia imperialista arrastra de forma inmediata a
sus socios más directos cómo son la U.E, Canadá y México, pero buscando
salvarse, Trump lanza una serie de medidas desesperadas que en lugar de alejar
la recesión y posible depresión la acercan, ya que al romper los acuerdos
previos con sus socios genera desconfianza que repercute en los mercados y
puede provocar la huida de los capitales en lugar de atraerlos como dice querer
hacer.
El bloque China - Rusia tampoco
está en las mejores condiciones, dada la integración de la economía mundial
cualquier desequilibrio en las principales economías arrastra a la
inestabilidad a las otras y desencadena una serie de hechos que necesariamente terminan
trasladando a la clase obrera todas las pérdidas mientras los grandes burgueses
se hacen más ricos a expensas de la pequeña burguesía y principalmente del
proletariado que se ve totalmente pauperizado.
Como se ha dicho "El capital
no tiene patria" lo que nos indica que se moverá hacia donde tenga las
mejores condiciones para crecer, para explotar, por lo tanto, ha de huir de
lugares donde por razones económicas, políticas o sociales tenga mayores
riesgos o limitaciones.
En estas condiciones, que
necesariamente llevan a la agudización de las contradicciones fundamentales, el
proletariado no tiene más opción que prepararse para verse arrastrado a la
lucha inter imperialista (actualmente entre el bloque imperialista EE.UU - U.E.
y el China - Rusia) debiendo mantener su denuncia contra ambos por
imperialistas actuales e imperios en el pasado, responsables de opresión
nacional y explotación de clase; asumiendo la lucha antiimperialista y por la
liberación nacional en los países dependientes; estimulando la lucha del
trabajo contra el capital en todas partes donde esté presente.
Con estas premisas los partidos
comunistas marxista leninistas deben orientar su política nacional e
internacional, colocando en primer lugar su condición de vanguardia del
proletariado y asumiendo la consigna:
"Proletarios del mundo
uníos" para respaldar las luchas contra el imperialismo y el fascismo, por
la revolución proletaria, la liberación nacional y el socialismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario