En agosto de 1994, esto es hace 29 años, se constituyó la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas – CIPOML. Hasta antes de su conformación, el Movimiento Comunista Internacional Marxista Leninista hacía esfuerzos por expresar a la clase obrera y a los pueblos del mundo sus puntos de vista sobre los principales problemas del escenario político mundial, sus concepciones ideológicas y políticas confrontando a las posiciones del revisionismo y el oportunismo en sus diversas variantes, pero no había madurado lo suficiente como para contar con unas normas de funcionamiento y una instancia organizativa para la coordinación de la actividad de los partidos.
Hasta la década de los años ochenta del siglo pasado, el movimiento marxista leninista tenía pocas ocasiones de reunirse, hasta que varios partidos tomaron la iniciativa de convocar cada año las denominadas “reuniones multilaterales”, a las que se invitaba a los partidos y organizaciones consideradas como integrantes del movimiento comunista internacional marxista leninista; reuniones que permitieron intercambiar experiencias del trabajo revolucionario de los partidos en sus respectivos países, y que permitieron reafirmar elementos de identidad ideológica y política entre los partidos. Las vicisitudes que vivió el mundo con el hundimiento de la ex URSS y la caída del socialismo en Albania, afectaron a algunos partidos del movimiento que perdieron la brújula y consideraron que debía trabajarse por “reunir a la familia comunista”, dejando a un lado el combate que los marxista leninistas veníamos desarrollando en contra del revisionismo jrushovista y el maoísmo.
Los partidos que no abandonamos el marxismo-leninismo continuamos demarcando posiciones con el revisionismo y el oportunismo, continuamos con el trabajo por la unidad de los partidos marxista leninistas y, en la reunión realizado en Quito, en agosto de 1994, se constituyó la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas, CIPOML. De esta reunión salió la Proclama Comunista a los Trabajadores y Pueblos, conocida también como Proclama de Quito, de la que hoy reproducimos algunos extractos:
“¡Mientras haya explotación del hombre por el hombre, y el capitalismo destruya la existencia verdaderamente humana sobre la tierra, habrá lucha!
¡Mientras imperialistas y burgueses opriman a las naciones débiles, a los pueblos indefensos, habrá lucha!
¡Mientras los trabajadores y los pueblos del mundo aspiren a transformar la sociedad actual, cambiarla en su beneficio, y por ello vencer o morir, habrá lucha!
En oposición a las prédicas conciliadoras de los capitalistas, de que obreros y patronos tienen los mismos intereses, ratificamos la tesis marxista de que la lucha de clases, en las sociedades divididas en clases, es el motor de la historia.
La lucha de clases no terminará hasta lograr los más altos y generales objetivos que los trabajadores y los pueblos se han propuesto: construir, sobre las ruinas del capitalismo, socialismo y el comunismo.
En las últimas décadas, el movimiento comunista y obrero ha sido duramente golpeado. El proceso de restauración capitalista que se generalizara partir del XX Congreso del PCUS, y que culminará con los acontecimientos de Europa del Este, de la ex-URSS y la traición en Albania, etc., son parte de la acción del imperialismo, de las fuerzas reaccionarias, revisionistas, pro capitalistas. Las limitaciones históricas, la inexperiencia, la falta de desarrollo de la teoría, la subestimación de las contradicciones propias de la sociedad capitalista, la burocratización y el aislamiento del Partido Comunista de las masas, etc. no permitieron que los comunistas, la clase obrera y los pueblos defendieran sus conquistas y evitaran la restauración capitalista. No fuimos capaces de impedir el surgimiento de una nueva burguesía que, con la máscara de “socialista”, tomó el poder y destruyó el socialismo. Pero estos golpes, estas derrotas no significaron el fin de la historia.
Tras la última y general embestida del imperialismo y del capitalismo, que pretende no dejar piedra sobre piedra del Marxismo Leninismo, del Socialismo científico, del Comunismo, de la Revolución proletaria, del Antiimperialismo, nos hemos vuelto a levantar en todos los continentes. Los comunistas nacemos en cada huelga obrera y los pueblos por libertad y democracia, en cada revuelta juvenil, en los núcleos guerrilleros.
Nos reorganizamos, nos unimos, sacamos lecciones de lo sucedido, y seguimos avanzando.
Mientras no hayamos cumplido nuestra misión histórica, no cejaremos en nuestro empeño.
Somos millones de seres en lucha. Los trabajadores seguimos siendo los fundamentales productores de toda la riqueza, en cualquier parte y bajo las más diversas condiciones de desarrollo de los medios de producción. Nada, en esencia, habrá cambiado mientras otros vivan de nuestro sudor y no hayamos logrado transformar esta sociedad en otra, de tipo superior.
[…] La lucha de clases no puede ser abolida ni desaparecida mientras exista la propiedad privada sobre los medios de producción. Empero, debemos tomar en cuenta estos nuevos avances técnicos y científicos, aprender a manejarlos y a utilizarlos a favor del pueblo, de la revolución.
Ninguna otra clase o capa social puede cumplir con esos objetivos. Esta es una tarea del proletariado, que es la clase más revolucionaria de la sociedad, con alto espíritu práctico, capaz de unir y dirigir a otras clases y capas explotadas en la lucha contra el capital.
[…] Los imperialistas y burgueses atacan furiosamente al Marxismo Leninismo y proclaman su caducidad. Preguntamos: ¿Si esta teoría es inservible, por qué atacarla tan denodadamente? Sencillamente, porque saben que esa teoría es actual y tiene vigencia. El Marxismo-Leninismo se basa en el desarrollo continuo del conocimiento científico, en la experiencia del desarrollo social, en el pensamiento humano progresista, es una teoría de carácter revolucionario que representa los intereses históricos del proletariado y de toda la humanidad; avanza dialécticamente, rompe barreras, engendra lo nuevo.
[…] El revisionismo constituye un peligro para el proceso revolucionario, para el Partido Comunista, y para la construcción del socialismo. Es una tarea indispensable combatir el revisionismo de todo tipo y en todos los terrenos. Es un peligro contra el cual no se puede relegar o menospreciar la lucha.
[…] Hemos creado a nuestros partidos en el fragor del combate, a golpes contra el revisionismo y el oportunismo los cuales, con su degeneración ideológica y traición política, han sido los principales responsables de los daños causados al movimiento comunista y obrero internacional.
Los partidos comunistas son instrumentos indispensables para ORGANIZAR la revolución en cada uno de nuestros países. Somos en conjunto, la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas, la verdadera alternativa de los pueblos. La llama de la revolución proletaria y la esperanza de los pueblos sigue en manos de los comunistas.
Concebimos que las masas son -deben ser siempre y en todos los terrenos las protagonistas de la historia. Solo cuando los partidos comunistas se han burocratizado, degenerado ideológicamente, y han perdido su carácter de vanguardia revolucionaria al servicio de la clase obrera y los pueblos, estos les han dado la espalda. Los proletarios y los comunistas, los trabajadores y los pueblos, jamás debemos romper los lazos que nos unen. Con la clase obrera y los pueblos, los comunistas luchamos por sus intereses, con ellos debemos y podemos conquistar el poder, con ellos debemos construir cualquiera de las formas de la democracia popular, de dictadura del proletariado, el estado socialista, construir el socialismo y avanzar.
[…] Ratificamos nuestra decisión de mantener alta la bandera del Marxismo Leninismo, de luchar por su aplicación, de convertir nuestros partidos y organizaciones en una alternativa política y social, organizativa, a escala nacional e internacional. Nuestros partidos y organizaciones reafirman su decisión de combatir junto a la clase obrera y los pueblos, junto a los demócratas, patriotas y progresistas, para oponer a la dominación capitalista la lucha por la revolución social del proletariado.
Mantenemos vivo el espíritu de la Comuna de París, de la Revolución de Octubre, y de todos los procesos y experiencias revolucionarias, basándonos en los principios elaborados por Marx, Engels, Lenin y Stalin.
Proletarios y pueblos del mundo: La lucha continúa. Ante la nueva ola de luchas revolucionarias que se avecinan, los comunistas, los trabajadores y los pueblos debemos ser los protagonistas.
Convirtamos en hechos la consigna histórica de Marx y Engels:
¡Proletarios de todos los países, uníos!”