Desde 1928, con las acciones lideradas por Pío Tamayo, representante de la Internacional Comunista, se vislumbraba la diferencia entre quienes trabajaban por construir un Partido con el incipiente proletariado y el campesinado nacional y quienes se planteaban ir a la cola de la burguesía democrática por medio de invasiones y aventuras de caudillos.
Después de valorado el proceso histórico de inicio, ahora debemos abordar la situación que se vive hoy a nivel mundial, para ubicar el marco de lo que ocurre, que es sin duda de agudización de las contradicciones fundamentales de la época. Este debe ser el primer elemento a tomar en cuenta para abordar la actual coyuntura y definir la táctica revolucionaria correcta, bien sea desde la perspectiva nacional o internacional, ya que, como hemos analizado en varias oportunidades, tomando como referencia algunos trabajos de los clásicos del marxismo leninismo y de la Internacional Comunista, vivimos la fase superior del capitalismo, denominada por Lenin IMPERIALISMO; que no es nada más el expansionismo militar de una nación, sino que se define por la presencia de unos rasgos fundamentales como: La imposición de los monopolios, el dominio del capital financiero, la exportación de capitales, la lucha por el reparto de mercados y un nuevo reparto del mundo ya repartido.
Desde esas definiciones podemos entonces orientarnos sobre bases firmes para definir qué ocurre en el mundo, qué países cumplen con esos rasgos y cuáles pueden ser definidos como imperialistas, en contraposición a la definición de países dependientes, que son las dos principales categorías marxista leninistas para ubicar las naciones en el mundo actual: naciones imperialistas y naciones dependientes.
A partir de esas definiciones, sabiendo las características del imperialismo y la lucha actual entre dos grandes bloques a nivel internacional, podemos valorar con piso firme el problema nacional:
Definimos al país como capitalista dependiente, sometido históricamente a la dominación de potencias de Europa y los EE.UU. por lo que entendemos, sin ninguna duda, que romper la opresión imperialista es la tarea de primer orden para avanzar hacia la liberación nacional y el socialismo.
También es importante dejar clara la composición heterogénea del proceso bolivariano, en el cual pugnan varias tendencias, unas democráticas y de base revolucionaria, otras corruptas y autoritarias, pero en general obligadas a hacer acuerdos o alianzas entre ellas y con las fuerzas populares para enfrentar al enemigo común.
La principal oposición al proceso bolivariano y la más peligrosa por sus nexos globales, la lidera el imperialismo yanqui, con sus títeres, que aunque hayan nacido en el territorio venezolano, como Guaido, María Corina Machado o Lorenzo Mendoza, son sus representantes directos, por lo tanto, nuestros enemigos inmediatos.
Después de evaluar todos esos elementos podemos ubicarnos con más claridad en la coyuntura actual, donde el TSJ ha entregado la administración de la tarjeta del gallo rojo al antiguo Secretario General del estado Táchira, después de la solicitud de un amparo constitucional, lo que nos ubica, desde la perspectiva de la táctica, ante la existencia de 3 líneas:
1. La que se mantiene firme en las premisas de la lucha antiimperialista, por la democracia popular y el socialismo, línea de los Marxista Leninistas de Venezuela, con una política revolucionaria, que entiende la legalidad burguesa como algo secundario y lucha principalmente por la legitimidad entre las masas, asumiendo la unidad del movimiento revolucionario en el Frente Popular y desarrollando la lucha de clases contra los representantes de la burguesía, junto a la clase obrera, el campesinado y las comunas revolucionarias, aprovechando las rendijas de la democracia burguesa para consolidar el nexo con las amplias masas, vía para avanzar hacia la liberación nacional y el socialismo, aplicando una política de APOYO CRÍTICO CON EXIGENCIAS ante un proceso bolivariano, de carácter democrático burgués agredido por el bloque imperialista EE.UU.-U.E.
2. Los reformistas que en todas las épocas han visto el Partido como instrumento para negociar cuotas de poder e incluso en la época de ardua lucha armada en nuestro país y el mundo ya fueron catalogados de traidores en la OLAS por haber colocado en primer lugar la negociación de su legalidad electoral con los gobiernos de derecha pro yanqui a cambio de abandonar su propia base campesina y guerrillera. Esa política oportunista los llevó a apoyar al reaccionario Rafael Caldera y ahora a salir de abogados de la más rancia representante de la burguesía pro yanqui: María Corina Machado, pasando del apoyo incondicional a la OPOSICIÓN AL PROCESO BOLIVARIANO en una pugna por dádivas, que los lleva a coincidir con la derecha nativa más reaccionaria, en la misma línea desviada de Bandera Roja.
3. Los revisionistas, que en la práctica niegan el Partido independiente del proletariado y se mueve detrás de los partidos socialdemócratas, se disuelve en ellos y asumen su dirección en la realidad, aplican el APOYO INCONDICIONAL ahora legalmente toman control de la tarjeta del gallo, en una expresión de la pugna entre elementos del viejo partido, siendo favorecidos por la institucionalidad del Estado.
En esas 3 opciones principales se mueve el movimiento revolucionario de Venezuela, y de esas sin duda alguna el APOYO CRÍTICO CON EXIGENCIAS es la que desde el punto de vista de la teoría y de la práctica representa a los verdaderos Comunistas Marxista Leninistas de Venezuela, las demás representan el oportunismo y seguidismo pequeño burgués que tiene como táctica la negociación y la lucha por prebendas.
2 comentarios:
卐 Viva Ucrania 卐 China intervendrá, pero igual Ucrania ganará la guerra!
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