Por: L. Aponte.
Nuestro partido ha analizado una serie de escenarios que se reflejan en nuestras resoluciones, destacando la agresión directa del imperialismo fascista bajo la dirección de Donald Trump.
En este contexto, el campesino pobre juega un papel fundamental como resguardo de los territorios rurales, vigilante de nuestras aguas y cultivos para la resistencia. Por ello, es imprescindible implementar un plan de resguardo y conservación de nuestras semillas, especialmente las variedades nacionales, ante la posibilidad de un bloqueo aéreo y naval. También es crucial promover un plan de cultivos de guerra que se adapte a las condiciones de nuestro trópico, reactivando la producción de especies criollas.
Es esencial fortalecer las condiciones del campesino pobre y mejorar el desarrollo rural integral, asegurando que los insumos lleguen a tiempo. Ratificamos el carácter combativo del campesino pobre, ya que, gracias a ellos, el pueblo de Venezuela logró resistir entre 2015 y 2020. Durante ese período, el pueblo venezolano se mantuvo firme y luchó, mientras la burguesía agroindustrial se dedicaba a la exportación ilegal de productos alimenticio básicos.
Ante la amenaza de la agresión imperialista, es necesario fortalecer una política agraria revolucionaria. Debemos avanzar hacia la creación de comunas agrícolas productivas, donde el campesino pobre refuerce su alianza con los obreros.
Juntos, debemos construir un frente popular que enfrente el fascismo y el imperialismo, luchando por mejorar las condiciones de vida en nuestros territorios rurales.
Tanto los obreros como los campesinos deben confiscar y expropiar los bienes de aquellos traidores y conspiradores.

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