Es oportuna la conmemoración de los 100 años de la muerte de Lenin para estudiar sus aportes, en la teoría y práctica, revitalizando las premisas del marxismo como herramienta para abordar las guerras en ascenso y sacar provecho a las inevitables confrontaciones armadas que la burguesía y su tendencia de derecha más extrema están preparando como forma de resolver sus profundas crisis.
Es evidente, a nivel internacional, que el discurso de la búsqueda de acuerdos políticos y conciliación por mediación de organismos internacionales quedó como una ilusión del pasado, ya los grandes monopolios ni los Estados prestan atención a los mandatos de organizaciones como la ONU o los Tribunales internacionales, esto se observa claramente en la forma como el gobierno sionista de Israel comete un genocidio en vivo y directo, frente a las cámaras, destruye y arrasa con ciudades de forma indiscriminada violando los tratados sobre población civil, prisioneros, trato a mujeres y niños, enfermos u hospitales, ataca convoy humanitario y no pasa nada, al contrario, es apoyado por las grandes potencias cuando acusa a los funcionarios de la ONU de emitir opiniones contra sus crímenes.
La fascistización es un fenómeno es ascenso; el desplazamiento de la política por la violencia y la normalización de los crímenes de Estado junto con la arremetida del capital contra los trabajadores, la eliminación de derechos, criminalización de la protesta y calificación de terrorismo a la legítima defensa de los pueblos junto a la militarización, la xenofobia y la violencia étnica o racial son síntomas del avance en la fascistización.
Casos como el de El Salvador, donde la Constitución prohíbe la reelección y un presidente se burla de esto debido al régimen de represión y estado de excepción impuesto, o el de Ecuador, con su régimen de terror y atropello que abre las puertas al imperialismo yanqui.
Ante esta ofensiva de la extrema derecha los pueblos resisten y luchan, poco a poco van perdiendo la confianza en la socialdemocracia y el reformismo, comenzando a buscar respuestas más firmes para enfrentar esa ofensiva económica, política, ideológica y militar que amenaza con arrasar las últimas libertades democráticas que hasta hace poco disfrutaban muchos pueblos en el mundo.
Las protestas de los agricultores en Europa, la resistencia armada en África y Asia, los movimientos de resistencia democráticos en Colombia, Brasil, Venezuela, Argentina entre otros son reflejo como además de la agresión imperialista y la fascistización se va organizando la respuesta popular que bien planteada debe llevar al posicionamiento de las verdaderas ideas revolucionarias, las ideas del marxismo-leninismo.
En el ámbito venezolano se está viviendo un período de preparación de las fuerzas mercenarias para la nueva agresión propiciada por el bloque imperialista EE.UU.-U.E que requiere petróleo y gas para enfrentar las ofensivas si preparación se puede percibir en las amenazas y acciones que empieza a desplegar la oposición y que implica guerra psicológica, económica y guerra abierta.
¡El Socialismo solo se construye con la alianza obrero campesina en el poder y el pueblo en armas!
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