El año 2021 abre para el mundo con situaciones inauditas como el asalto fascista al capitolio en los EE.UU y el nuevo avance de la pandemia de Covid 19 en todo el mundo, también continúan procesos de origen anterior como los preparativos militares en muchos países incluyendo China, y como era de esperar la crisis capitalista avanza hacia la depresión por lo que los pueblos se dan cuenta de la política opresora que aplican los gobiernos neoliberales al dejar sin protección a las mayorías, en especial a la clase obrera y los campesinos, abriendo una oleada de reclamaciones, frenadas por la cuarentena y la represión, ante las cuales será obligatorio dar respuesta con el objetivo de superar situaciones adversas, generando soluciones concretas y acciones precisas en el corto plazo.
Una de estas acciones impostergables en Venezuela es abordar de forma urgente la necesidad de producir los bienes necesarios para el sostenimiento de la población y su distribución entre las masas populares. Esta exigencia histórica, teórica y práctica no puede seguir siendo postergada, pero su ejecución tiene dos grandes opciones: o la hacen privilegiando a los grandes capitales, aumentando la explotación y penurias de los trabajadores, o la hacemos con los trabajadores poniendo freno a las ilimitadas apetencias del capital y avanzando en experiencias reales de control obrero.
Activar el
aparato productivo implica que la producción de materias primas, el transporte,
procesamiento y comercialización se desarrollen, lo mismo que las
comunicaciones, los servicios públicos y en especial que exista un sistema
colectivo de distribución, capaz de responder a los requerimientos de las
mayorías, pero parece que en la lucha de tendencias dentro del proceso
bolivariano, la fracción que hoy controla la política económica del gobierno
tiene todavía las ilusiones de que con sus halagos a la burguesía
"revolucionaria", la entrega de bienes del Estado y las concesiones
van a lograr que estas corporaciones estafadoras generen los bienes que el pueblo
requiere y "el libre juego de la oferta y demanda" equilibre los
precios. Algunos por ignorantes, otros por ingenuos y los más por pícaros
llevan adelante una política de alianzas con su propio enemigo, que así hoy se
abrace con ellos en sus encuentros públicos y privados, en la realidad siguen
conspirando para destruir los avances democráticos, defenestrar el gobierno y
terminar de someter al pueblo que resiste y lucha ante la agresión del bloque
imperialista EEUU-UE.
Ciertamente en la lucha contra la dependencia y por la liberación nacional los revolucionarios requerimos establecer las más amplias alianzas, pero cosa diferente a eso es privilegiar los acuerdos con el capital y despreciar la alianza con la clase obrera, el campesinado y las comunas.
Mejorar las condiciones de vida de la población y especialmente del proletariado, de los que estamos obligados a vender nuestra fuerza de trabajo para poder adquirir los medios de subsistencia indispensables para la vida es una tarea urgente en el corto plazo.
No es posible que se insista con el discurso que no se puede aumentar los ingresos, que los ministros encargados del área económica sigan entregando recursos a la burguesía "revolucionaria" mientras niegan al proletariado el medio petro exigido. Es totalmente absurdo que piensen en la posibilidad de superar la crisis de una sociedad que se propone romper con la dependencia del imperialismo yanqui por medio de una alianza con la burguesía y sometiendo a grandes penurias al pueblo.
Este 2021 será un año de importantes luchas a nivel internacional y nacional, es necesario superar nuestras debilidades y consolidar las estructuras para avanzar hacia las amplias masas.
EL SOCIALISMO SÓLO SE CONSTRUYE CON LA ALIANZA OBRERO CAMPESINA EN EL PODER Y EL PUEBLO EN ARMAS
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