Editorial Acero Revolucionario N° 42, enero de 2017

Órgano Interno del Comité Central del PCMLV

Fortalecer el Partido al calor de los combates con el enemigo 

El nuevo período que se aproxima se desarrollará sobre una realidad más complicada, más difícil y violenta, es algo evidente, incluso las masas más atrasadas lo perciben. Para los sectores avanzados y la vanguardia es algo de primer orden analizar y buscar respuestas a esta compleja situación. Nuestro partido al hacer lo que tiene que hacer, estará en el centro de los acontecimientos y tanto él, como nuestras organizaciones de masas podrían ser golpeadas. Todo esto nos lleva a prepararnos para expresar toda nuestra capacidad de agitación, movilización y lucha ante situaciones extremas. 

Entender esta realidad inminente requiere que el Partido se prepare para afrontarla con las ideas y estructuras ajustadas, puestas en la firme intención de aplicar rigurosamente la línea política proletaria y avanzar de la manera más ágil y segura posible para lograr el objetivo estratégico. 

Para Salir airosos de estos complejos escenarios se requiere, fundamentalmente, una dirección cohesionada y clara de su papel histórico; que asuma de inmediato la necesidad de dedicarse a la consolidación de las estructuras y el crecimiento del partido; se requiere de la mayor cantidad de cuadros dedicados a tiempo completo a la actividad del partido y de una íntima vinculación con las masas, lo que se logra, según la experiencia y teoría Marxista Leninista, por medio de las correas de transmisión, con cuadros que sepan aprovechar todas las oportunidades para transmitir las orientaciones del partido y para, en el momento oportuno, en una conjunción de esfuerzos, bajo una sola directriz y desde todos los ángulos, como un puño de acero, mover toda nuestra capacidad hacia la acción insurreccional y la toma del poder. 

Cada día las condiciones de trabajo, e incluso de vida, se hacen más complejas para las masas populares y para los Marxistas Leninistas, a nivel nacional e internacional. Esto somete a una dura prueba a cada cuadro, a los organismos de dirección y al partido en su conjunto. Esta realidad nos ha golpeado en el rostro y ha generado pérdidas que expresan sin ambigüedad ni sutilezas lo grave y delicado de la situación, así como las nuevas formas en que impacta la crisis en lo material e ideológico. 

Como es natural, en estas circunstancias la capacidad represiva del Estado burgués se hace más fuerte, los gobiernos de la socialdemocracia pierden el control y avanza la extrema derecha, asoma los colmillos el fascismo como expresión extrema del gobierno del capital financiero, que viene a ajustar cuentas con la clase obrera por su atrevimiento, quitando beneficios de todo tipo y golpeando a diestra y siniestra al pueblo organizado. Los gobiernos de la pequeña burguesía se ven arrinconados, y en lugar de empujar hacia adelante, ceden espacios a grupos que actúan bajo el comando de las mafias de la alta burguesía, proliferando la corrupción, acaparamiento y violación de derechos al pueblo bajo la mirada cómplice de los partidos reformistas que en su lucha de tendencias burguesas y pequeñoburguesas, se solazan en el juego del parlamentarismo y las declaraciones altisonantes, pero por detrás de las cámaras hacen pingues negocios como “bachaqueros de cuello blanco”. 

Mientras todas estas cosas, propias de la nueva realidad, golpean y atemorizan a los reformistas, que dan un paso atrás o se hacen a un lado al ver de cerca los efectos de la lucha de clases, el partido del proletariado se cualifica, saca experiencias de los choques directos con el enemigo y se prepara para jugar un papel de dirección en el futuro inmediato. Para estar a la altura de tan complejo panorama, el partido requiere cualificarse, desprenderse de debilidades, de vicios pequeñoburgueses y de las rémoras de los métodos de trabajo artesanal, requiere dar un salto, para colocar toda la energía potencial en movimiento, como una inmensa fuerza arrolladora, que en medio de las dificultades está obligada a crecer y avanzar hacia el triunfo. 

Las masas, en su mayoría están confundidas, no quieren volver atrás, pero desconfían de la efectividad de las medidas que el gobierno toma, saben que con paños calientes y medias tintas no se va a resolver la grave situación que atraviesa el país. Están conscientes que se requiere un gran impulso para poder superar el hoyo en que la arremetida de la extrema derecha y las políticas vacilantes de la pequeña burguesía nos han metido. La gran pregunta es ¿Cómo hacerlo?, ¿Cómo salir del foso dónde estamos? ¿Cómo evitar la catástrofe que se avecina? Ya el gran Lenin lo escribió cientos de veces: con un programa para instaurar la dictadura democrático revolucionaria del proletariado, sometiendo a la burguesía saboteadora por la fuerza de la democracia popular como punto de inicio para la construcción del socialismo; esto requiere la nacionalización de la banca, de toda la tierra, la movilización de todas las fuerzas democráticas y populares para la producción y la defensa, la lucha contra la reacción, el armamento del pueblo, todo esto bajo la dirección de la única clase dispuesta a llevar la lucha hasta las últimas consecuencias. 

Ante este complejo y delicado panorama nuestro partido se prepara, pone sobre el tapete las debilidades y fortalezas, analiza su accionar y se pone a tono de los nuevos tiempos. El programa, las tesis y la línea política son estudiados a fondo, se debe actualizar la dirección con los mejores y más decididos cuadros, que sustituirán a los que ya no están, cuadros con la suficiente convicción para realmente entregar su vida al partido y mediante este, a la lucha revolucionaria del pueblo, dejar a un lado la forma incorrecta de vincularse con las masas, el seguidismo y paternalismo, tomando del arsenal marxista leninista los mecanismos propios del proletariado: Cuadros profesionales dedicados a la actividad del partido, mecanismos de enlace con los sindicatos y otros órganos de masas que actúan como correas de transmisión, llevando las orientaciones del partido hacia las amplias masas y percibiendo de éstas su estado de ánimo, a esto debe sumarse una agresiva política de agitación y propaganda y desengañar al pueblo sobre las ilusiones de que podrá resolver sus problemas en el marco de las relaciones de producción capitalistas, menos aún bajo la conducción de quienes son los responsables de las actuales penurias, por su falta de fortaleza y por su carácter reformista; hay que aprovechar las coyunturas para crecer, ponerse a la cabeza de las masas en cada lucha para organizar a los más avanzados y consolidar la vanguardia. 

La conmemoración de los cien años de la GRAN REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE OCTUBRE es un gran momento para poner en el tapete las verdaderas ideas del marxismo leninismo, las ideas del Partido Bolchevique, dirigido por Lenin y Stalin, y hacer realidad el camino que trazaron los marxistas leninistas, que en 1917 tomaron el poder. El momento exige lucha interna contra las desviaciones y lucha externa contra los reaccionarios y reformistas; combate contra el imperialismo de todo pelaje y contra sus lacayos. Avanzar sin vacilaciones es el mejor homenaje a los combatientes que en 2017 celebran el primer centenario de una magna fecha de la humanidad y en especial de la clase obrera.

Caracas, enero de 2017.