domingo, 9 de marzo de 2025

EDITORIAL FEBRERO 2025

El imperialismo atraviesa un nuevo período de descomposición, con problemas internos en los dos bloques imperialistas, con amenazas entre estos, con resistencia de los países dependientes generando más luchas e incertidumbre en los explotados, que somos la mayoría, lo que augura combates más agudos por todas partes.

Los políticos imperialistas utilizan formas cada día más violentas, agresivas y prepotentes, además de la manipulación propagandística, para tratar de frenar sus procesos de crisis económica, pugnas internas y la lucha de clases, que son consecuencia del agravamiento, ya inocultable, de las contradicciones fundamentales, que en su evolución llevan, por ahora, al cuestionamiento de la viabilidad del capitalismo como modo de producción dominante.

Las contradicciones fundamentales y en especial la contradicción capital - trabajo van aumentando su agudeza, llevada a extremos donde el proletariado no tiene otra opción que luchar a nivel mundial contra sus opresores para poder vivir con un mínimo de condiciones.

Los niveles de explotación y la demostración pública de como los grandes burgueses viven de la corrupción se vuelven inocultables y desde la misma gran burguesía denuncian el manejo irresponsable de los recursos del Estado para llenar los bolsillos de otros magnates de la oligarquía financiera y sus aliados, en una pelea entre grupos económicos. El caso de la USAID y las demás agencias federales es apenas la punta del iceberg de la putrefacción del sistema explotador estadounidense, que ha llegado a tal descomposición que la fetidez le brota por todos los poros, lo mismo pasa en Europa, Rusia, China y otros países, pero los métodos de resolver sus pugnas internas son diferentes.

En momentos como estos, cuando el sistema de opresión del capital sobre el trabajo sufre crisis políticas y sociales es cuando surgen las respuestas más inverosímiles e increíbles para las mentes normales, pero para ellos son locuras plausibles, ya que no tienen formas racionales de evitar que continúe profundizándose su debacle económica.

El peligroso rumbo que lleva la política imperialista en los actuales momentos, cuando trata de imponer la normalización de la violación de tratados internacionales, el asesinato impune, la guerra de agresión, la imposición unilateral de la visión de los poderosos, la manipulación de información, el racismo, la xenofobia, misoginia, el genocidio, el desplazamiento forzoso de poblaciones, la segregación y la opresión de clase, son expresiones de la búsqueda, por parte de los imperialistas, de una fórmula más macabra en su arsenal, recurriendo a un proceso de fascistización de la sociedad que de seguir avanzando amenaza la seguridad e incluso la vida en el planeta ante los designios arbitrarios de la oligarquía financiera, representada en un puñado de ególatras supermillonarios que pretenden asumir poderes dictatoriales extraterritoriales, lo que ciertamente representa una total locura, pero de unos locos, fanáticos y grandes burgueses con suficiente poder para generar mucho daño, antes de que sean borrados de la tierra por la razón y la fuerza del proletariado y los pueblos revolucionarios.

Ante la ofensiva de esos maniáticos de extrema derecha representada en Zelensky, Miley, Netanyahu, Trump, Bukele, Noboa y otros fanáticos que pretenden reavivar los procedimientos e ideas de Hitler, debemos organizar la resistencia y solidarizarnos con todas las luchas que enfrentan tan monstruoso proceder, derrotado hace 80 años, cuando las fuerzas revolucionarias desmantelaron el engendro nazi-fascista que la burguesía en crisis mantuvo oculto ante la fuerza revolucionaria en ascenso y que ahora pretende volver a revivir.

El avance de ideas e instalación de gobiernos de extrema derecha en diversas latitudes, como parte del proceso de fascistización actual, ha cabalgado sobre un discurso de odio que pretende responsabilizar a los trabajadores, inmigrantes, mujeres, minorías y a todo el que no sea blanco anglosajón, de la crisis del sistema capitalista en su fase imperialista.

La ofensiva reaccionaria se traduce en la militarización de la sociedad, criminalización de la migración, eliminación de derechos, flexibilización laboral, rebaja de salarios y en general aumento de los niveles de explotación de la fuerza de trabajo como estrategia para, supuestamente, salvar de la crisis económica y la delincuencia de cuello blanco la sociedad burguesa en crisis.

Existe toda una campaña de manipulación sobre los migrantes, y su supuesto efecto nocivo para la economía, por otra parte, hay una promoción propagandística de la migración ilegal, que le sirvió a los imperialistas del bloque EE.UU - U.E para abaratar la fuerza de trabajo y así poder competir con el otro bloque, salir de la crisis económica anterior y de los estragos de la pandemia. Cumplida esa misión, ahora requieren salir de un número de migrantes para empujar a sus propios proletarios a vender más barata su fuerza de trabajo y cumplir con otras tareas como forma de disciplinar su fuerza de trabajo nativa.

La expulsión de migrantes, la presión en sus fronteras y más allá, la represión y humillación, la encarcelación sin tiempo ni juicio, la eliminación del derecho a la defensa y de la presunción de inocencia de los trabajadores migrantes son formas de aplicación de métodos arbitrarios que van experimentando rápidamente, que pretenden generalizar contra otros pueblos, como el genocidio e intentos de expulsión de los palestinos, lo que contribuye a demostrar la falsedad de la democracia y justicia burguesa, a las que sin pudor han quitado el velo de sacrosanta.

Las instituciones internacionales y el derecho burgués van perdiendo toda seriedad y utilidad práctica, por lo tanto, a los oprimidos no nos queda más que olvidarnos de esos mamotretos inútiles y recomponer los partidos revolucionarios para confrontar de forma directa y sin ilusiones a los herederos de Hitler, Mussolini, Franco y Pinochet.

El presente es de organización y de luchas, de acciones prácticas a nivel nacional y de iniciar la coordinación entre combatientes de diversos países para hacer realidad las premisas del internacionalismo proletario, base y sustento del marxismo leninismo. 


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