jueves, 8 de febrero de 2024

EDITORIAL FEBRERO 2024

Los hechos del mundo nos dicen que avanza hacia la ineficacia de la política tradicional para lograr la solución de los problemas y, por lo tanto, aumenta aceleradamente el uso de otros medios, principalmente medios represivos y violentos. Si tomamos la definición de Claussewitz: "La guerra es la política por otros medios" entonces no cabe duda que cada día la agudización de las contradicciones llevarán a la guerra con sus múltiples formas: guerras interimperialistas, guerras de agresión, guerras defensivas, genocidios, rebeliones, en general habrá guerras justas y guerras injustas, por su extensión podrán ser locales o mundiales, proxi o directas, guerras convencionales o nucleares, pero más allá de definir sus peculiaridades, los hechos nos muestran la normalización y extensión de un ambiente de violencia armada, y las enseñanzas del marxismo leninismo lo ratifican dando además orientaciones de cómo prepararnos para enfrentarla. 

Es oportuna la conmemoración de los 100 años de la muerte de Lenin para estudiar sus aportes, en la teoría y práctica, revitalizando las premisas del marxismo como herramienta para abordar las guerras en ascenso y sacar provecho a las inevitables confrontaciones armadas que la burguesía y su tendencia de derecha más extrema están preparando como forma de resolver sus profundas crisis.

Es evidente, a nivel internacional, que el discurso de la búsqueda de acuerdos políticos y conciliación por mediación de organismos internacionales quedó como una ilusión del pasado, ya los grandes monopolios ni los Estados prestan atención a los mandatos de organizaciones como la ONU o los Tribunales internacionales, esto se observa claramente en la forma como el gobierno sionista de Israel comete un genocidio en vivo y directo, frente a las cámaras, destruye y arrasa con ciudades de forma indiscriminada violando los tratados sobre población civil, prisioneros, trato a mujeres y niños, enfermos u hospitales, ataca convoy humanitario y no pasa nada, al contrario, es apoyado por las grandes potencias cuando acusa a los funcionarios de la ONU de emitir opiniones contra sus crímenes.

EEUU-U.E vs. CHINA Y RUSIA, LA LUCHA INTERIMPERIALISTA SE AGUDIZA

Autor: E. Prieto
El primer mes del presente año 2024 ha estado marcado de una manera acentuada con las contradicciones propias de la época imperialista, experimentando altos niveles de agudización en lo económico, político y social. Particularmente el comportamiento del imperialismo Yankee y el de sus aliados muestran una inclinación hacia seguir generando las condiciones para que la guerra continúe su comportamiento expansivo lo que explica su decisión de impulsar una estrategia de tensar al máximo las contradicciones económicas, políticas y sociales en diversos puntos geográficos del planeta, los cuales son de mucho interés para sus propósitos y a su vez son de gran importancia para países como China y Rusia que siguen avanzando en sus objetivos de mermar las capacidades y fortaleza de los EEUU, para socavar así su hegemonía en el escenario mundial requisito indispensable para desplazarlo y ocupar su puesto de hegemonía.

Mantener grandes conflictos cercanos a las fronteras de China y Rusia ha sido parte del objetivo de los EEUU, y la UE, con esto logran mantener ocupados a sus competidores y hasta el momento lo han logrado, por un lado, utilizando como carne de cañón al pueblo de Ucrania, que ha venido pagando un alto precio como consecuencia directa de una política belicista, totalmente sumisa a los intereses de los halcones de la guerra, política adoptada por el gobierno títere de Zelensky, que obedeciendo órdenes de sus amos imperialistas, sometió a este país al dominio de organizaciones fascistas, las cuales han contado con el apoyo de los EEUU y UE para desarrollar una agenda que pretendía la reactivación y fortalecimiento del complejo industrial militar, y vaya que lo han logrado, pues, según reportes este registró ganancias fenomenales en los últimos meses gracias a los múltiples conflictos que exigen el empleo de inmensos arsenales de armamento.

Por otro lado, sigue su presión sobre la zona del llamado mar meridional, hostigando directa o indirectamente con la ayuda de sus aliados posiciones cercanas a Taiwán, territorio que China reclama para sí, pero que por desarrollo histórico ha decantado en una trinchera que se ofrece a operar en contra de los intereses del gobierno chino en la actualidad.

EL FRENTE POPULAR Y EL FRENTE ÚNICO

Autor: R. Marín
La política de constitución del Frente Popular y Frente Único forma parte de la táctica de los marxista-leninistas, son formas organizativas que complementan al Partido y lo preparan para enfrentar condiciones de lucha contra un enemigo violento y agresivo: el fascismo y la reacción.

El Frente Popular es relativamente nuevo en el planteamiento del marxismo, pero con otros nombres y formas, su esencia generadora de alianzas y acuerdos con otras tendencias ideológicas de izquierda ya había sido puesta en el tapete por los revolucionarios desde la época de la Primera Internacional que fue la Asociación Internacional del Trabajo fundada en 1864 aglutinando en su seno diversas tendencias comunistas y socialistas.

Al depurarse de los anarquistas, la creación de la Segunda Internacional en 1889 pudo aglutinar diversas tendencias que se definían socialdemócratas, donde de hecho seguían conviviendo socialistas y comunistas con grandes contradicciones internas que se exacerbaron durante la primera guerra mundial llevando a su fractura y al surgimiento de la Internacional Comunista en 1919 bajo el impulso de los bolcheviques y con unas normas de funcionamiento que excluían a los no comunistas.

La Tercera Internacional o Internacional Comunista tenía una base ideológica más firme basada en las tendencias marxistas sustentadas en la experiencia de los bolcheviques y su trabajo en la toma del poder y avance hacia el socialismo científico.

ALIANZA OBRERO CAMPESINA, CARÁCTER ESTRATÉGICO CONTRA EL IMPERIALISMO

Autor: J. Jaramillo
Lenin en el I Congreso de la Internacional Comunista. La llamada cuestión agraria y campesina ha sido objeto de acalorados debates teóricos y políticos en el marxismo y el movimiento comunista internacional. Poco antes de la muerte de Lenin, en octubre de 1923, la Comintern creó la Internacional Campesina (Krestintern) para vincular a los comunistas de cada país con las luchas de las organizaciones agrarias. Trotsky como renegado del marxismo leninismo, negaba y atacaba la cuestión de la alianza con el campesinado, por citar un ejemplo conocido, opinaba en 1930 que el campesinado era la menos internacional de todas las clases de la sociedad burguesa y afirmaba que la Krestintern era una organización moribunda y reaccionaria.

El nuevo programa agrario leninista, se distinguió por la idea de la continuidad de la revolución, es decir, la transformación de la revolución democrático-burguesa en revolución socialista. En lo político, la dictadura del proletariado y de los campesinos. En lo económico, la nacionalización de los medios de producción, incluyendo la tierra. Lenin señaló que la nacionalización de la tierra era una medida burguesa, y que en sí misma no combatía la explotación. Sin embargo, cuando el proletariado tiene el poder político, la nacionalización, es un instrumento fundamental para atacar la explotación, y el primer paso hacia el régimen socialista, de ahí que los objetivos políticos y económicos fueran de la mano y como la obtención del poder, solo podía lograrse a través del proletariado, debía insistirse en la alianza obrero-campesina.

Los leninistas se pronunciaron a favor de la nacionalización de la tierra en el IV Congreso de Unificación del POSDR, celebrado en abril de 1905. Sus principales opositores fueron los mencheviques, dirigidos por Plejánov, quienes presentaron un proyecto de municipalización, posteriormente se modificó el programa agrario leninista que fue aprobado en la VII Conferencia bolchevique, celebrada en abril de 1917, y posteriormente formó parte del segundo programa del Partido Comunista Bolchevique Ruso, aprobado en 1919. Dicho programa se puede sintetizar en tres puntos: 1) Confiscación de la gran propiedad agraria y nacionalización de toda la tierra (la cual se redistribuiría entre los campesinos, 2) Organizar a los proletarios rurales en una fuerza de clase independiente; y 3) Organizar la producción agrícola con dos tipos de haciendas colectivas (los sovjoses empresas estatales y los koljoses cooperativas agrícolas de pequeños y mediados productores).