domingo, 19 de marzo de 2023

EDITORIAL MARZO 2023

Progresivamente, las nuevas generaciones de trabajadores van elevando su conciencia sobre el papel de la clase obrera dentro de la sociedad burguesa.

Sin lugar a dudas, los hechos empujan cada día más al proletariado y a los marxista-leninistas a asumir una posición preponderante en la lucha directa contra el imperialismo, reafirmando la cualidad del proletariado como realidad histórico - universal mediante la lucha en todo el mundo contra el enemigo común y los lacayos que le sirven de forma directa o indirecta.

Las luchas se libran en todo el mundo, pero hoy cobra especial protagonismo la clase obrera en Francia, Inglaterra, España y otros países imperialistas, donde salen a la calle y con ellos aparecen las banderas rojas en la línea de enfrentar la arremetida del imperialismo, que va arreciando la ofensiva mundial para eliminar derechos democráticos conquistados durante décadas.

Las actuales movilizaciones representan una de las expresiones más claras de la reanimación de la lucha de clases a nivel internacional y de la elevación de la conciencia de clase, lo que genera más exigencias para la organización del proletariado.

La movilización en defensa de los derechos laborales es una de las expresiones de la lucha de clases en los países imperialistas, lo mismo ocurre en países dependientes, donde sin dudas existe una visión más clara de la agresión imperialista y de la necesidad de enfrentar al enemigo común de la humanidad, lo cual obliga a combinar la lucha económica contra la explotación directa de la burguesía, con la lucha por la liberación nacional y el socialismo como parte de las contradicciones fundamentales que se encuentran agudizadas.

Cada día también podemos apreciar cómo se radicaliza la pugna entre potencias imperialistas por un nuevo reparto del mundo ya repartido, que junto a la acción de los monopolios contra los países dependientes configuran un escenario con múltiples expresiones del enfrentamiento entre un pequeño grupo de potencias opresoras y las mayorías populares a escala planetaria.

Para intentar someter a sus contrincantes, el bloqueo, las sanciones, el aislamiento y la guerra conforman el modo de acción agresiva que el bloque imperialista EEUU-UE, aplica a quienes no se someten a sus designios, bien sean la clase obrera, un gobierno de un país dependiente, los monopolios oponentes u otra potencia imperialista.

La actual crisis económica, que como hemos dicho en otros momentos se acerca a una depresión, como fase del ciclo del capital: crisis, depresión, auge y reanimación, es el catalizador de esas contradicciones al llevar a extremos los intentos por arrancar a los trabajadores sus mínimas condiciones de vida, lo que va elevando la molestia entre las masas populares, espoleando las movilizaciones y obligando a los revolucionarios a valorar de forma más efectiva el papel como organizadores y educadores, con las consignas, banderas y programa revolucionario, para orientar a las mayorías populares en medio de una compleja realidad y gran confusión promovida por el aparato propagandístico del imperialismo.

Además de la confrontación económica, política y militar, la lucha avanza al terreno ideológico, lo que presiona para delimitar campos que se aclaran en la aplicación concreta de la táctica y estrategia definida por cada organización. 

Ante esos escenarios que auguran empeoramiento de las condiciones de vida de las mayorías populares a nivel mundial y conflictos sociales en todas las regiones, también el proletariado debe valorar su respuesta en todo el orbe, para lo cual comprender el verdadero significado del imperialismo como fase superior del capitalismo es fundamental en el diseño y aplicación de la táctica que debe centrarse en el internacionalismo proletario, como en las experiencias vividas por los pueblos y los partidos.

En la táctica marxista leninista es fundamental trabajar por establecer acuerdos y alianzas con el movimiento democrático, fortalecer el Frente Popular Antiimperialista y el campo revolucionario, esta tarea de primer orden en vital para poder derrotar la ofensiva reaccionaria.

Hacer los esfuerzos por la Unidad de los marxista-leninistas es otra tarea que requiere métodos particulares para superar el sectarismo y poder establecer una línea de comunicación fluida entre quienes defendemos los intereses generales del proletariado, para acumular la mayor fuerza, que permita estar en las mejores condiciones ideológicas, políticas y organizativas para aprovechar la reanimación del movimiento popular en la lucha por el objetivo estratégico.

Los marxista leninistas de Venezuela estamos empeñados en esa labor y junto a otras organizaciones vamos dando pasos para consolidar nuestro papel en el panorama político nacional sin esconder nuestra bandera ni nuestros clásicos, al contrario, ondeándolos con orgullo para presentar al pueblo una alternativa que exige mejoras en las condiciones de vida de las mayorías populares, critica los errores y debilidades de la socialdemocracia y los reformistas, apoyando a los que están dispuestos a resistir ante la agresión del bloque imperialista EE. UU.-U.E. que pretende someter al pueblo de Venezuela que resiste y lucha, para volver a instaurar un régimen de terror reaccionario.

Mientras la derecha extrema y fascismo avanzan, acompañando al bloque imperialista EEUU-UE en su ofensiva reaccionaria, el reformismo y las tendencias más degeneradas del trotskismo tratan de posicionar su táctica sectaria y divisionista, que desconoce la necesidad de concentrar fuerzas y establecer acuerdos con los sectores antiimperialistas y no con la derecha, como lo planteó Lenin, Stalin, Dimitrov y la Internacional Comunista al analizar el problema nacional en los países dependientes.

Un principio de esa política de alianzas y acuerdos es la posibilidad de educar y organizar las masas en las premisas del marxismo leninismo, nunca esconder nuestras banderas ni símbolos, consolidar la organización independiente del proletariado.

El temor a levantar las banderas revolucionarias en medio de las movilizaciones donde participan, y el ocultamiento del programa comunista en esos espacios, mientras desarrollan una campaña acusando a la democracia burguesa de dictadura, como ocurrió en Venezuela durante el golpe contra Medina en 1945, es una demostración más de la influencia de las tendencias más degeneradas del trotskismo y el revisionismo, que en medio de la ofensiva más aguda del imperialismo contra el pueblo de Venezuela que resiste y lucha, viene a repetir la misma receta que en otros tiempos sacó a relucir Bandera Roja, o que aplicaron en la URSS durante la guerra civil o en la España republicana.

Una visión medianamente informada de la situación internacional y de la situación de la lucha de clases puede percatarse del enfrentamiento entre potencias imperialistas y del interés particular del imperialismo yanqui por retomar el control absoluto de "su patio trasero" así como de los esfuerzos del movimiento popular y de izquierda de la región latinoamericana por evitar ser pisoteados por las apetencias yanquis.

Es importante también decir que así como las desviaciones de BR y su paso a la derecha fue algo denunciado por varias organizaciones, incluyéndonos; hoy se repiten de manos de la actual dirección del PCV, en condiciones más difíciles y ante un peligro mayor.

Consideramos que así como ese error estratégico de la dirección trotskista-oportunista del gallo los lleva a colocarse a la cola de la derecha, con el discurso de "la dictadura" también son evidentes los errores de algunas tendencias del proceso bolivariano que pudieran intentar una acción legal para colocar a otro grupo del PCV en la dirección desconociendo la decisión de su Congreso reciente que optó por ratificar la línea revisionista.

La lucha ideológica está en pleno desarrollo, cada organización debe jugar su papel histórico.

¡El socialismo solo se construye con la alianza obrero campesino en el poder y el pueblo en armas!


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