sábado, 28 de julio de 2018

El Partido Marxista Leninista una organización de cuadros.

Por: M. Lima


Una de las mejores aportaciones que dio el socialismo científico fue en aquello relativo a la organización comunista. La fase imperialista del capitalismo requería, para su derrocamiento, una organización comunista capaz de afrontar una serie de dificultades y obstáculos que un destacamento no leninista no sería capaz de superar. Centralismo y disciplina (democrático y consciente, respectivamente) se convierten en dos pilares básicos de estas organizaciones de nuevo tipo.


Toda organización que aspire a ser vanguardia, y debe serlo para hacer la revolución, ha de ser una organización de cuadros. Esto es, un destacamento en el cual sus componentes, la militancia, están imbricados en la estructura de tal forma que, de acuerdo a sus cualidades y posibilidades, están en condiciones de aportar a la organización lo máximo, lo óptimo. El hecho de que la organización sea capaz de realizar esta fusión óptima entre la militancia. Los cuadros, por su parte, son revolucionarios y revolucionarias profesionales, es decir, militantes formadas y expertas en alguna tarea revolucionaria, y cuya militancia es una prioridad en sus vidas.


Una organización de cuadros precisa del compromiso entre dos partes: la militancia y la organización, la militancia tiene la obligación de adquirir la disciplina consciente suficiente para realizar las tareas que asume o se le encomiendan. Debe participar de forma activa en la actividad diaria de la organización, no sólo como deber, sino como necesidad para integrarse en la línea teórica y práctica, en el proyecto político. Debe aportar a la organización aquello que esté dentro de sus posibilidades y capacidades. Debe comprometerse a formarse, en lo teórico y lo práctico. En resumen, los y las militantes deben aspirar a ser cuadros comunistas.

Recordemos Tesis sobre la función del partido comunista en la revolución proletaria. Resolución del II° Congreso de la Internacional Comunista, 1920:

El Partido Comunista es una parte de la clase obrera, y precisamente la parte más avanzada, más consciente, y, por consiguiente, más revolucionaria. El mismo se forma mediante la selección espontánea de los trabajadores más conscientes, más devotos, más lúcidos. El Partido Comunista no tiene intereses diferentes de los de la clase obrera. El Partido Comunista se distingue de la totalidad de los trabajadores porque posee una visión general del camino que la clase debe recorrer históricamente y, en todos los virajes del mismo, defiende los intereses no de grupos o de categorías parciales, sino los de toda la clase obrera. El Partido Comunista es la palanca organizadora y política con cuya ayuda la parte más avanzada de la clase obrera dirige en el recto camino a la masa del proletariado y del semiproletariado.

La Internacional Comunista repudia de la manera más categórica la opinión de que el proletariado pueda realizar su revolución sin un partido político propio y autónomo. Toda lucha de clase es una lucha política. El objeto de esta lucha, que se transforma inevitablemente en guerra civil, es la conquista del poder político. Pero el poder político no puede ser tomado, organizado y dirigido más que por este o por aquel partido político. La tarea más importante de un partido verdaderamente comunista es la de mantener un estrecho contacto con las masas más extensas del proletariado. Para lograr esto, los comunistas tienen que trabajar también en organizaciones que no son de partido, pero que abarcan extensas masas proletarias.

En la época de la dictadura del proletariado, el Partido Comunista debe estar construido sobre la base de una inquebrantable centralización proletaria. Para dirigir eficazmente a la clase obrera en la larga y áspera guerra civil que habrá estallado, el Partido Comunista debe establecer también en sus filas una disciplina severa, militar, sin una centralización completa, sin una plena confianza de camarada de todas las organizaciones del partido en el centro dirigente del partido mismo, la victoria de los trabajadores es imposible.

El Partido Comunista debe basarse sobre el principio del centralismo democrático. La eligibilidad de los órganos superiores del Partido por parte de los inferiores, el carácter absolutamente obligatorio de todas las directivas de los órganos superiores para con los inferiores, y la existencia de un fuerte centro del partido, cuya autoridad, en el intervalo entre los Congresos del mismo, no puede ser contestada por nadie.

La militancia la necesidad y obligatoriedad de la disciplina consciente. Debe asegurar la democracia en la estructura de la organización, facilitar la asistencia a reuniones, fomentar la participación en los debates y la elaboración de línea, y escuchar a la militancia. Debe saber encontrar los puntos fuertes de cada militante y ayudar a mejorar los puntos flacos. Debe asegurarse del cumplimiento de tareas y los planes asumidos y aprobados. Debe esforzarse por formar a la militancia y educarla en el socialismo científico.

La disciplina es algo voluntario y consciente que cada persona elige y acepta al entrar en el Partido, no es una cuestión sorpresiva que debes acatar de golpe, es la aceptación de la necesidad de esa disciplina al entrar a formar parte del Partido. Por lo tanto, es algo voluntario que elige el militante, no una imposición, y una vez elegida debe cumplirse. Cada militante tiene constancia de los motivos y de los fines de cada decisión porque participa en la elaboración de las líneas generales del partido. La disciplina comunista se consigue tras un arduo y continuo trabajo por hacer de esta un hábito en el día a día del Partido, sin embargo, en cuanto esta se relaja se puede tardar muy poco en perderla y que el liberalismo infecte al Partido hasta lo más profundo, siendo luego muy difícil recuperarse. Es preferible no relajar la disciplina, en constante combate contra todo tipo de liberalismo. La disciplina comunista es el producto del sentimiento de identificación del individuo con la unidad del Partido, con el centralismo democrático y con el marxismo-leninismo.

En una organización de cuadros cada miembro es esencial, no hay nadie prescindible o se debe procurar que no lo haya. Cada miembro es parte activa del engranaje, al que no solo le aporta trabajo, sino creatividad y dinamismo. Los retos ante los que se encuentra una organización que pretende ser de cuadros exigen el esfuerzo por parte de ésta a la hora de encuadrar a los y las nuevas militantes, así como no descuidar el encuadramiento de la militancia más veterana. Lo contrario a una organización de cuadros es una organización de masas.

Una organización de cuadros conoce el estado de ánimo de su militancia, su situación personal, laboral, social y económica. No porque sea obligación de la organización solucionar todos los problemas que le surjan a su militancia en su vida fuera del partido, sino porque precisamente esta vida externa afecta a la actividad diaria del partido. Saber aumentar o disminuir la carga de trabajo político.

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