“La historia de todas las sociedades hasta nuestros días (es decir, la historia escrita) es la historia de las luchas de clases.
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna.”
Interesante cita del Manifiesto del Partido Comunista en la que Carlos Marx y Federico Engels plantean con claridad y exactitud la realidad histórica de la división de la sociedad, la representación de las clases y la lucha por hacer valer cada una sus propios intereses, es la lucha de clases como fuerza motriz de los acontecimientos sociales.
Es evidente que en el actual régimen de producción social el proletariado representa a una clase, aquella que está llamada a desempeñar un papel decisivo en la transformación política y económica de toda la sociedad. Para cumplir con este objetivo esta clase debe poseer un alto grado de conciencia y de organización política, debe construir un destacamento de vanguardia que aglutine hombres y mujeres capaces de dar sus mejores esfuerzos para materializar la sociedad justa, esto demanda la preparación constante tanto física como intelectual de esos combatientes revolucionarios.
La Burguesía no escatima esfuerzos para adormecer a las masas trabajadoras, por ello trabaja en mantener sus mentes ocupadas idolatrando un mundo imaginario en el que solo se es feliz a costa de obviar la realidad que impone el capitalismo, con ello pretende ganarnos la batalla ideológica domesticando a nuestra clase y haciéndola sumisa y conformista.
Superar tal situación requiere garantizar la solvencia política e ideológica de nuestros camaradas y esto amerita un estudio individual y colectivo, de la mano con la vinculación inquebrantable con las masas, del apego a los principios y métodos revolucionarios, que no han sido inventados hoy, sino que forman parte del legado histórico de los jefes y maestros del proletariado internacional, Marx, Engel, Lenin y Stalin, dirigentes que representan un ejemplo digno a seguir, jefes revolucionarios valiosos para la causa del proletariado, así deben ser los hombres y las mujeres que pretendan dirigir a la clase obrera en su lucha por la toma del poder, con solidez de principios, con una gran constancia para sobreponerse a las adversidades, para superar los escollos que serán muchos en el camino, esas características que hacen un cuadro revolucionario, solo se forjan y se prueban en la lucha cotidiana, manteniendo con firmeza los principios y claridad de objetivos de la clase obrera, esos cuadros para cumplir cabalmente con en objetivo histórico de su clase deben estar dentro del Partido Comunista Marxista Leninista que representa el instrumento organizador y dirigente de la revolución proletaria.
El PCMLV es un partido de clase, es el partido de la clase obrera y quienes estamos en sus filas lo hacemos de manera consciente, de forma voluntaria. En el PCMLV se requieren luchadores consecuentes, conscientes, honrados, humildes, solidarios y desprendidos dispuestos a luchar contra el capitalismo, las debilidades ideológicas y contra las múltiples formas de diversionismo ideológico que la burguesía coloca en nuestro camino para desviarnos del nuestras responsabilidades, esos que esta dispuestos diariamente a confirmar que el interés colectivo está por encima del individual.
El PCMLV es un partido de cuadros, es el partido que toma a esos dirigentes que luchan por causas justas y que han surgido porque las condiciones han sido propicias para ello, estos se van cualificando como cuadros revolucionarios en este, su partido. Una vez en él deben conocer el papel que representa la unidad básica y fundamental, la célula y en ella trabajar ardua y disciplinadamente por cumplir con las tareas planteadas.
Se convierten en militantes firmes, en verdaderos cuadros revolucionarios probados por el tiempo e indispensables para la clase y el partido aquellos camaradas que están dispuestos a aprender de cada una de las situaciones que se presentan en el que hacer revolucionario. Esos hombres y mujeres que comprenden la necesidad del partido, estudian constantemente la línea política, el programa, los estatutos y trabajan arduamente en su aplicación. Esos que se ganan el respeto, la confianza y el cariño de las masas trabajadoras, que en la práctica demuestran la combinación de la teoría y la práctica revolucionaria, que con su orientación y ejemplo ganan cientos de militantes activos y capaces de continuar con el trabajo político en las condiciones en las que se encuentren, sin dejar nunca su puesto de lucha, sin abandonar jamás sus responsabilidades.
Los cuadros y militantes del PCMLV debemos ser estudiosos incansables del marxismo-leninismo, no para lucirnos y hacer prácticas de egocentrismo e individualismo, sino para garantizar la solidez ideológica de nuestro partido que todos los días librará batallas contra las ideas burguesas y pequeño burguesas que pretendan infiltrarse y antes estos embates se debe mantener una actitud y un método acertado que fortalezca al partido. La democracia proletaria, el centralismo democrático, como la más alta expresión de democracia, garantizará una sola dirección y una voluntad de acción.
Avanzando en el estudio de las leyes del desarrollo de la sociedad podemos diseñar la estrategia y las tácticas correctas, científicas, adaptadas a la realidad concreta, para conocerla y desde luego transformarla, combinando la teoría con la experiencia organizativa del proletariado mundial y todo esto bajo la dirección del partido comunista marxista-leninista, como forma de organización más alta del proletariado.
Un dirigente proletario, educa, organiza y conduce a su clase a la lucha revolucionaria, con ella tomará el poder político y hará que la reacción burguesa se someta a las ordenes de la clase obrera. Su contrario el líder burgués indiscutiblemente defiende los intereses de su clase y lucha por sus propios intereses, por eternizarse en el poder, manipulando a las masas y sometiéndolas a salvajes represiones.
Un cuadro revolucionario no se hace de la noche a la mañana, dialécticamente sabemos que deben experimentarse cambios cuantitativos y cualitativos, será preciso pasar por diferentes situaciones que significarán retos por superar, barreras por tumbar y situaciones que madurar, esto solo será posible dentro del partido de la clase obrera, como expresión colectiva de la conciencia proletaria que orienta, corrige y dirige nuestro accionar en el más alto nivel organizativo revolucionario.
Es preciso evaluar diariamente nuestra conducta, para saber que tanto hemos avanzado, que tanto hemos contribuido, que debemos corregir y que debemos fortalecer. Buscar la orientación en los organismos pertinentes, aclarar las dudas e inquietudes y someter a evaluación el trabajo político que se realiza, ejercer la vigilancia revolucionaria, la solidaridad y la camaradería, tomando como instrumento para esto la crítica y autocritica, dando siempre una alta valoración a las observaciones de nuestros camaradas.
“El proletariado no dispone, en su lucha por el poder, de más arma que la organización. El proletariado, desunido por el imperio de la anárquica competencia dentro del mundo burgués, aplastado por los trabajos forzados al servicio del capital, lanzado constantemente “al abismo” de la miseria más completa, del embrutecimiento y de la degeneración, sólo puede hacerse y se hará inevitablemente una fuerza invencible siempre y cuando que su unión ideológica por medio de los principios del marxismo se afiance mediante la unidad material de la organización, que cohesiona a los millones de trabajadores en el ejército de la clase obrera.”
Lenin
Victoria Cáceres
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