sábado, 13 de abril de 2024

EDITORIAL ABRIL 2024

El proceso de fascistización de la política mundial es un fenómeno en curso que debe ser estudiado de forma profunda por los revolucionarios y especialmente por los marxista leninistas, ya que ese fenómeno, que a veces pasa como algo "normal", está marcando el acontecer que vivimos en este primer tercio del siglo XXI y será fundamental comprenderlo para poder en adelante construir las tácticas revolucionarias para enfrentarlo.

Si durante la primera fase de la crisis general del capitalismo el triunfo de la revolución rusa en 1917 y el fin de la primera guerra mundial generaron un ascenso de las luchas populares, con inmensa expansión de las ideas marxistas, hubo después cierto equilibrio que fue roto en la segunda fase de la crisis general del capitalismo con el fin de la segunda guerra mundial, la revolución China en el año 1949 y los procesos de liberación nacional que se extendieron en el tiempo y geográficamente por Europa del Este, Asia, África y América Latina; dándole un inmenso impulso al marxismo leninismo que se fue escindiendo en varias corrientes las cuales exacerbaron sus pugnas y dividieron el movimiento comunista internacional por cuenta propia y también bajo estímulo de la inteligencia enemiga, pero a pesar de eso las ideas avanzadas estaban generalizadas y el fascismo estaba totalmente replegado y era atacado socialmente como la lacra que es, ya que la humanidad tenía aún fresca la experiencia criminal de los gobiernos de extrema derecha de Alemania, Italia, Japón y sus secuaces.

Después de la muerte de Stalin ha habido más debilidad y confusión en el movimiento revolucionario, diversas divisiones de la izquierda comunista, en algunos casos necesarias para definir campos y delimitar posición, tomando distancia de las tendencias penetradas por el revisionismo o el reformismo cada vez más entregadas al capital, quedando el marxismo leninismo y con él las verdaderas ideas revolucionarias del proletariado en minoría, lo que ha permitido que la burguesía más reaccionaria, con sus concepciones fascistas, como los casos de Trump, Bukele, Milei o Noboa avancen en América sobre los pueblos.

Es importante valorar como ese mismo fenómeno de fascistización se expande en otras regiones del mundo, llegando ya a reivindicar con descaro y de forma pública ideas y símbolos fascistas, neonazis y racistas, que van normalizándose en una sociedad que ante la falta de una verdadera fuerza proletaria queda debatiéndose entre la derecha y la ultraderecha, entre la socialdemocracia pequeño burguesa y cobarde o el fascismo violento y amenazante que clama venganza y ejecuta su revancha, atentando contra las masas populares y contra la izquierda revolucionaria con especial ensañamiento.

Paralelamente a lo político y social esos fenómenos facilitan procesos de concentración y centralización de capitales tan intensos que la tasa de plusvalía en las grandes empresas capitalistas llega a niveles impensables, junto al crecimiento de las grandes fortunas cada vez más groseras y concentradas en pocas familias, mientras tanto el proletariado vive la pérdida de derechos y la pauperización acelerada, lanzando millones de personas directamente al hambre y la muerte con total impunidad y desparpajo, hasta premeditadamente, creando en ciertas capas sociales como en sectores políticos y sindicales una insensibilidad, hasta complicidad en la negociación y entrega de reivindicaciones históricas en lo laboral, político o social.

El viraje oportunista a posiciones conservadoras y entreguistas de muchos antiguos dirigentes y partidos "revolucionarios" se evidencia por todas partes y es un proceso de descomposición de larga data, pero el fenómeno de fascistización del mundo es tan grande que llega a extremos de cinismo como los vividos en los casos de Ucrania, OTAN, Israel, extremismo islámico, El Salvador, Argentina, Ecuador, en EE.UU, especialmente el ala de Trump, generando otro efecto, producido por una lucha entre tendencias burguesas, y es que los gobiernos "progresistas" con toda su carga de capitalismo dependiente, socialdemocracia, traición a los postulados democráticos, entrega y conciliación, parecen por momentos ubicarse a la izquierda de ese movimiento ultra reaccionario tan extremista, porque más allá en el espectro de la izquierda revolucionaria la debilidad es tan grande que pareciera no existir para las amplias masas, profundamente manipuladas por los medios masivos de propaganda.

Es muy importante dar una mirada a ese fenómeno dialéctico, como sabemos todo cambia, todo se transforma y nada es eterno, pero en estos momentos, es evidente que el mundo está virando a la derecha mientras desde la izquierda verdaderamente proletaria y revolucionaria carecemos de grandes organizaciones o movimientos revolucionarios de masas que sean capaces de modificar la correlación de fuerzas que está favoreciendo circunstancialmente a la burguesía, especialmente a sus tendencias más extremas de ideología abiertamente fascista que avanzan de forma acelerada y en coordinación.

Nos corresponde a los marxista leninistas trabajar más en lo organizativo y en lo teórico, en la construcción de verdaderas referencias de lucha de masas que puedan resistir y frenar la ofensiva reaccionaria para iniciar una fuerte contraofensiva y llevar de nuevo las ideas más avanzadas de la humanidad al poder; la justicia social, los derechos, educación y salud para todos, la construcción de ciudades amigables, la defensa de la naturaleza, la alta valoración de los niños, adultos mayores y las personas en situación de vulnerabilidad, la solidaridad son valores que deben sobreponerse sobre la ley del más fuerte, el egoísmo, la insensibilidad y todas las lacras racistas y xenofóbicas que promueve el fascismo.

Preparar la lucha contra la lacra fascista, que ya durante otros tiempos derrotamos, pero que ahora con la complicidad de la blandengue socialdemocracia ha levantado cabeza, es tarea fundamental e indelegable para nosotros.

Aglutinar las fuerzas democráticas, colocarnos en la primera línea de combate es una de las acciones que nos permitirá ganar la confianza de las masas populares, hoy confundidas por la propaganda reaccionaria, pero que más temprano que tarde aprenderán por experiencia propia lo que es la derecha y allí siempre estaremos los comunistas marxista leninistas para consolidar las organizaciones de combate antifascistas y antiimperialistas.

"El camino es duro, pero es el camino" dijo un luchador revolucionario venezolano, no desviemos la senda y sigamos profundizando en la teoría y práctica revolucionaria que nos permitirán llegar a las amplias masas deseosas de luchar y de triunfar.

En la senda histórica de luchas tenemos ejemplos de grandes movilizaciones y protestas en varios países del mundo donde los trabajadores y los pueblos van avanzando en la principal escuela revolucionaria que es el combate diario contra la burguesía y el imperialismo, allí es donde se expresa la verdadera cualidad combativa del proletariado capaz de aprender en un día de lucha verdaderamente revolucionaria más que en 100 años de paz burguesa, por eso la movilización y el enfrentamiento contra el capitalismo serán siempre un faro y una guía que define la línea revolucionaria y la reformista en cada momento de la historia.

El socialismo solo se construye con la alianza obrera campesina en el poder y el pueblo en armas.


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