jueves, 5 de mayo de 2022

KARL MARX, MAESTRO Y GUÍA PARA EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO INTERNACIONAL

Autor: Prieto

El 5 de mayo de 1818 nació Karl Marx en Tréveris, Alemania. Maestro del proletariado mundial. El legado de Karl Marx es un pilar fundamental en la construcción revolucionaria que llevan a cabo muchas organizaciones revolucionarias, pero en particular los Partidos Comunistas Marxistas Leninistas.

La obra de Marx comporta una inmensa importancia para el movimiento revolucionario por su utilidad a la hora de analizar y comprender los fenómenos que intervienen en la realidad concreta y determinan el rumbo  de los hechos económicos, políticos y sociales que se desarrollan en la sociedad capitalista, cuya esencia descansa en la explotación y apropiación de la plusvalía producida por millones de hombres y mujeres pertenecientes al proletariado, que con la aplicación de sus capacidades físicas e intelectuales hacen posible la transformación y adaptación de la naturaleza para hacer posible el desarrollo de la vida en el planeta.

En su obra Karl Marx despliega una notable capacidad científica, apoyado en el método dialéctico, concentra gran parte de su vida en confrontar y caracterizar con precisión las posiciones teóricas y prácticas desplegadas  por la burguesía y pequeña burguesía, desenmascarando diferentes posiciones que se tenían por acertadas en el movimiento proletario, pero que en realidad iban en contra de los reales intereses del mencionado movimiento.

Con gran capacidad para identificar y caracterizar  los fenómenos propios de la lucha de clases, Karl Marx iba forjando así, los elementos que sustentan el programa del movimiento revolucionario, proporcionándole a este contenido en lo filosófico (materialismo dialéctico e histórico), en lo económico (economía política), y en lo político, (socialismo científico) esto a su vez, se convierten en elementos centrales en los que se apoyara la acción revolucionaria de los explotados y oprimidos que luchan por liberarse del yugo impuesto por el sistema capitalista.

He aquí un elemento importante para ser tomado en cuenta. Conociendo la importancia de la obra de Marx para el desarrollo de la lucha revolucionaria de los explotados y oprimidos, la burguesía no descansa en su empeño de tergiversar los planteamientos expuestos por este gran  revolucionario, ejemplar y consecuente. Así podemos ver como de manera insistente la burguesía dispone de inmensos recursos y mecanismos para desprestigiar la figura de Marx, despojar su teoría de su potencialidad revolucionaria, intentan exponerlo como algo pasado de moda, acusan de dogmáticos a quienes nutren su accionar revolucionario con la riqueza de sus planteamientos, llegando a defender, paradójicamente, dogmas, posiciones anti científicas, con el objetivo de “refutar” a Marx. 

La pobreza de estos argumentos que quieren renegar de la obra de Marx, descalificarla, intenta ser disimulada con una poderosa maquinaria propagandística que desde el plano de la lucha ideológica se despliega con el propósito de confundir y desviar al proletariado de sus reales intereses.

El ataque de los burgueses a la obra de Marx, se han realizado desde el momento mismo en que la obra ve la luz, en el segundo prólogo contenida en el tomo I de El Capital es expuesta esta situación de la siguiente manera: “En un principio, los portavoces cultos e ignaros de la burguesía alemana procuraron aniquilar “El Capital” por medio del silencio, tal como lo había logrado hacer con mis obras anteriores. Cuando esa táctica ya no se ajustó a las demandas de la época, pusieron a redactar, con el pretexto de criticar mi libro, instrucciones para tranquilizar la conciencia de la burguesía, pero encontraron en la prensa obrera, véanse por ejemplo los artículos de Joseph Dietzgen en el Volksstaat paladines superiores, a los que aun hoy deben la respuesta”. (K. Marx. Epílogo a la segunda edición).

Haber demostrado que el motor de los cambios en el sistema de vida de las sociedades divididas en clase es precisamente la lucha entre estas clases, que siendo estas clases inconciliables, antagónicas, llevan la lucha hasta sus últimas consecuencias, lo que conlleva a  su vez a  la transformación de las sociedades lo que se puede apreciar con mayor exactitud cuándo estudiamos el desarrollo de las mismas aplicando las leyes y categorías dialécticas.

En este sentido,  el método de Marx que va de lo simple a lo complejo, se apoya precisamente en la aplicación de las leyes y categorías dialéctica para ser precisos en el  análisis del desarrollo histórico de la sociedad, lo que permite superar los mezquinos límites de los análisis metafísicos que no perciben el movimiento dialéctico de la materia y que se concentran en describir los hechos sin entender el contenido de las contradicciones que manifiestan los  acontecimientos en formas determinadas.

Igualmente, el aporte de Marx con su obra fundamental El Capital, a la compresión del desarrollo de la sociedad capitalista, es de una importancia inestimable, a pesar del paso del tiempo y de las artimañas  de todos los enemigos de la causa de los explotados y oprimidos, esta obra conserva su vigencia, sigue siendo un catalizador para la lucha por la causa del proletariado.

Hoy, cuando los centros del poder capitalista, en su fase imperialista, libran una feroz ofensiva contra los pueblos del mundo, cuando el fascismo, feroz enemigo del movimiento revolucionario en general y de la organización revolucionaria del proletariado en particular  muestra su faz sanguinaria; se impone la necesidad de fortalecer y consolidar los espacios de organización del movimiento revolucionario en general y del proletariado en particular. En este sentido, la obra de Marx, su legado, traduciéndose en práctica concreta con la fuerza de millones de hombres y mujeres explotados y oprimidos, movilizados con la dirección del Partido Proletario, es una exigencia del momento. 

A 204 años del nacimiento de Karl Marx; el fantasma del comunismo sigue recorriendo al mundo. En el horizonte proletario brilla con especial fulgor la frase:

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!

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