Hemos tenido un debate franco, crítico y autocrítico que ha permitido profundizar la comprensión de los fenómenos político-sociales que esperan una solución revolucionaria; y, reforzar la unidad ideológica y política entre nuestras organizaciones.
Apoyados en los principios marxista leninistas y en las sistematizaciones contendidas en los Documentos y Resoluciones de la CIPOML, actuamos en un mundo en el que las contradicciones fundamentales de la época se manifiestan de manera clara. Esto es: la contradicción entre el trabajo y el capital que se manifiesta en la confrontación entre la clase obrera y la burguesía; la contradicción entre los pueblos y naciones oprimidas y el imperialismo; las contradicciones interburguesas, intermonopolistas e interimperialistas; y, la contradicción entre el socialismo y el capitalismo.
Tras un período en el que el imperialismo estadounidense perdió espacios en esta región, a la que siempre consideró como su “patio trasero”, hoy se ha propuesto recuperar terreno confrontando a China, Rusia, la Unión Europea que ampliaron sus inversiones e intereses particularmente desde inicios de este siglo. El imperialismo estadounidense tiene definida una orientación para recobrar un papel más protagónico en el planeta, para lo cual tiene definida la política del “americanismo” que persigue “poner a Estados Unidos primero”. Respecto de América Latina retoma la denominada doctrina Monroe, resumida en la frase “América para los americanos”.
Con esa orientación, la administración Trump presiona y chantajea a sus aliados, amenaza con debilitar acuerdos económicos y militares, profundiza una xenófoba política antimigratoria, alimenta el discurso y las acciones belicistas, inicia una guerra comercial que puede tener graves efectos no solo en los países que directamente se verían involucrados, sino en todo el planeta por la incidencia mundial de sus actores. No hay duda que en la Casa Blanca se enseñorea un grupo con posiciones archi reaccionarias, filo fascistas.
Constatamos que se está desenvolviendo un cambio en la correlación de fuerzas sociales y políticas en la región, y tras el fracaso de los denominados gobiernos progresistas la derecha neoliberal va tomando la posta en el ejercicio gubernamental. La debacle de esos regímenes no significa el fracaso de la revolución y el socialismo, de las organizaciones de izquierda revolucionaria, pues éstas no estuvieron en el poder, como sostienen la burguesía y el imperialismo en su sistemática campaña anticomunista. Allí han fracasado el reformismo, la socialdemocracia, el oportunismo incapaces de atender las necesidades populares, por lo que al cabo de años de expectativa y esperanza los pueblos les dieron las espaldas. La debilidad de las fuerzas revolucionarias no ha permitido que los trabajadores y los pueblos vean en la izquierda revolucionaria como una real opción de poder proletario y popular, que ponga fin a la dependencia y a la explotación.
Debido al deterioro de las condiciones de vida de las masas y a su empobrecimiento, la búsqueda del cambio persiste en la acción de los trabajadores, la juventud, las mujeres, los pueblos en general, lo que se expresa en el desarrollo y ascenso de la lucha de las masas por sus reivindicaciones materiales y derechos políticos que se presentan, de manera diferenciada en su nivel, prácticamente en todos los países. Se manifiesta también en los resultados electorales, como en México, en donde el pueblo votó para sancionar a quienes tradicionalmente se ha turnado en el poder; y en Colombia, en donde una opción democrática logró una alta votación sin precedentes en ese país. En uno y otro país la búsqueda del cambio, el repudio a la corrupción y a la violencia estatal estuvo presente en amplios sectores de la población.
Los comunistas marxista leninistas tenemos la obligación de ponernos al frente de la lucha de los trabajadores y el pueblo en todo lado, aún en aquellos países en los que existen gobiernos autoproclamados progresistas y de izquierda. El discurso impulsado por el oportunismo, en sentido de que la lucha de las masas hace el juego al imperialismo y la conspiración interna en esos supuestos procesos revolucionarios que en realidad no existen, no puede ponernos de espaldas a la lucha de las masas; nos obliga, por el contrario, a profundizar la relación con éstas y su educación política bajo los principios de la independencia de clase.
Expresamos nuestra solidaridad con la lucha del pueblo nicaragüense que enfrenta a un gobierno que nada tiene que ver con los elementos que llevaron al triunfo de la revolución sandinista en 1979. Allí se libra una justa lucha en contra de políticas fondomonetaristas aplicadas por Ortega-Murillo que debido al descontento de las masas ha tomado características políticas. En el marco de las contradicciones interburguesas, sectores de la derecha y el imperialismo estadounidense trabajan para conducir este descontento a su favor y saldar cuentas con Ortega, lo cual rechazamos.
Venezuela también es –y desde hace algunos años– un punto crítico en la región, en donde el intervencionismo estadounidense juega su papel. El país vive una aguda crisis económica, política y social, que expresa la incapacidad histórica del reformismo, la socialdemocracia y el oportunismo para encarar procesos revolucionarios, justamente por su carácter de clase burguesa. Rechazamos la injerencia yanqui; nos solidarizamos con los trabajadores y el pueblo venezolanos que llevan una lucha diaria por la subsistencia y poco a poco van comprendiendo la responsabilidad del gobierno en esta situación; entregamos todo nuestro apoyo a los revolucionarios de ese país que buscan una salida revolucionaria frente a la crisis.
Frente a los combates de los pueblos por pan, libertad, democracia y soberanía siempre levantaremos en alto el derecho que estos tienen a su autodeterminación. El destino de cada país está en la lucha de los trabajadores y los pueblos; nadie tiene derecho a decidir a nombre de ellos.
El trabajo que estamos desarrollando en nuestros respectivos países nos permitirá cosechar nuevos triunfos políticos, ampliar nuestras fuerzas, calificar nuestro accionar. Sin embargo, somos conscientes que nuestras organizaciones deben desplegar mayores esfuerzos para fortalecer sus filas, para crecer y responder en mejores condiciones a los retos que demanda la organización de la revolución social del proletariado, por ello nuestros principales esfuerzos los orientaremos a mejorar nuestro trabajo de masas, a desarrollar las fuerzas de la revolución, a fortalecer la vanguardia revolucionaria en cada país. Para eso contamos con el aval del marxismo leninismo, con la experiencia acumulada del movimiento comunista internacional y con el ímpetu revolucionario de los trabajadores, la juventud y nuestros pueblos.
Suscribimos esta declaración emulados por la celebración del 200 aniversario del nacimiento de Carlos Marx, cuya genialidad permitió dar sustento científico a la lucha de la clase obrera mundial por el socialismo y el comunismo.
Quito, julio de 2018
Partido Comunista Revolucionario – Brasil
Partido Comunista Revolucionario – Bolivia
Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)
Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador
Partido Comunista de México (marxista-leninista)
Partido Comunista Peruano (marxista-leninista)
Partido Comunista del Trabajo de República Dominicana
Partido Comunista Marxista Leninista de Venezuela
Organización Comunista Revolucionaria de Uruguay
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