jueves, 30 de mayo de 2013

Venezuela actual y la política revolucionaria


Venezuela vive momentos muy importantes, la desaparición física del presidente Chávez ha generado una serie de reacciones, que agitan el clima político. El fallecimiento del dirigente fundamental del proceso bolivariano deja inmensos temores en las masas populares, que expresan la necesidad de consolidar una nueva dirección y avanzar en la luchas para evitar la posibilidad de estancamiento o retroceso, especialmente en la política social, pero también genera en la reacción las expectativas de una arremetida para frenar las conquistas democráticas.

Una primera etapa de este proceso estuvo signada por el desplazamiento de la burguesía nativa (al servicio del imperialismo estadounidense) del gobierno, en el que fueron sustituidos por la pequeña burguesía aglutinada bajo el liderazgo de Hugo Chávez, que utilizando reivindicaciones históricas del pueblo y su gran capacidad de comunicador, consolidó en las masas populares un ideario democrático revolucionario, promovió la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, como marco jurídico general; expresión de los intereses de esa pequeña burguesía y de aspiraciones del pueblo, promulgó leyes como la ley de tierras, de las comunas, del Trabajo, el control de la industria petrolera y minera, grandes obras de infraestructura, planes de emergencia para atender situaciones socioeconómicas de las mayorías, las misiones sociales. Así también se ampliaron las libertades políticas y las posibilidades de participación de los trabajadores, campesinos y comunidades que se involucraron en un intenso debate sobre el modelo de país.

Es innegable que durante esta primera etapa, marcada por el liderazgo carismático de Chávez y una “actitud ciegamente confiada de las masas para con el gobierno”, la conciencia política y el nivel de formación del pueblo venezolano se ha elevado significativamente, no sólo ha percibido algunos beneficios, también se crearon escuelas, liceos, universidades, se desarrollaron debates, programas, discusiones, talleres, cursos, acciones reivindicativas y cientos de actividades que poco a poco lograron cambiar la visión reaccionaria que fue cultivada en el pueblo por años de influencia ideológica de derecha y represión; las concepciones anti cubanas y anticomunistas se han transformado en amistad hacia Cuba y tolerancia ante las ideas comunistas, pero fundamentalmente en la consolidación del patriotismo bolivariano, abriendo las puertas para un trabajo real de transformación revolucionaria, que es frenado por las concepciones reformistas que imperan en sectores de la dirección política del proceso.

Los retos de avanzar y mantener la unidad.

Hoy se plantean grandes retos para mantener la unidad y profundizar el proceso, porque necesariamente las contradicciones irán aflorando para provocar reacomodos en los actores en el gobierno, la oposición, las fuerzas populares y revolucionarias. Este momento debe servir a las fuerzas populares y revolucionarias para avanzar, potenciar y consolidar posiciones, ya que quienes dirigen el gobierno están obligados a generar niveles de diálogo y participación a las diversas expresiones organizadas del pueblo, para evitar se inicie un proceso de descomposición y disgregación de ese gran frente democrático que logró unificar el proyecto bolivariano.

Después de 14 años comienza un nuevo gobierno, dirigido por Nicolás Maduro, un hombre proveniente de las filas de la izquierda, sindicalista, con cercanías a Cuba y en lo operativo por el comando político de la revolución que desde el día 5 de marzo Maduro definió como dirección político- militar, no sólo como dirección política, reuniendo a los 20 gobernadores del PSUV, entre estos 11 militares retirados, los ministros, jefes del partido de gobierno y alto mando militar para definir colectivamente el rumbo de la política gubernamental, si bien es cierto es una instancia colectiva, que aún no tiene la representación de los trabajadores ni de las mayorías explotadas, ni menos es dirigida por estos, es un avance, que expresa, como toda dirección política, un carácter de clase, en este caso de la pequeña burguesía acomodada en el gobierno que necesita a la clase obrera y al pueblo para poder gobernar.

El programa de la primera etapa no ha sido cumplido, y sólo lo hará la clase obrera y el pueblo revolucionario con su energía, decisión e impulso sometiendo la oposición burguesa, para pasar a la segunda etapa, a la construcción del socialismo. Hay fuerzas que frenan su cumplimiento, otras empujamos por su conclusión, con la eclosión de la fuerza proletaria ese obstáculo será vencido modificando necesariamente la composición de clase en el gobierno.

El llamado plan de la patria, 2013-2019 contiene elementos para este fin, como el desarrollo de las fuerzas productivas, la superación de la dependencia económica, la soberanía tecnológica, industrial, alimentaria, las relaciones internacionales solidarias, el inicio de la construcción de formas de poder alternativo, pero la pequeña burguesía sabotea sibilinamente u obstaculiza abiertamente su cumplimiento, para defender sus intereses económicos, ligados a los negocios y la corrupción.

Lenin plantea: “nuestra tarea, en consecuencia, no consiste, mientras ese gobierno sigue sometido a la influencia de la burguesía, más que ilustrar paciente, metódica y tenazmente a las masas sobre los errores de su táctica, adaptándose sobre todo a sus necesidades materiales” basados en eso, entendemos que nuestro partido debe, en la actual etapa, aclarar al proletariado que sus problemas no los va a resolver ni la burguesía ni la pequeña burguesía, por eso la dictadura democrática del proletariado es una necesidad, para someter a quienes atentan contra el pueblo, generan un clima de inseguridad y ataque a los dirigentes obreros, campesinos y populares, especulan con altos precios, acaparan los alimentos, con una respuesta firme y de clase, porque la revolución no se hace con guante de seda, de allí que la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción, control obrero, cierre de los medios de comunicación conspiradores contra el proletariado, entrega de la tierra a los campesinos, creación de grandes empresas agrícolas bajo control del Estado, son las únicas medidas que pueden someter a los burgueses.

Por tales razones la consecución de los objetivos de esta primera etapa, no será posible con la dirección de la burguesía ni de la pequeña burguesía ya que no tienen las condiciones materiales, ideológicas para confrontar seriamente al imperialismo ni a la burguesía, para aplicar medidas enérgicas, más bien negocian con uno u otro de los grupos imperialistas para mantener sometido al país, hipotecadas las riquezas, con dependencia completa, lucrándose de los negocios. Sólo la clase obrera, los campesinos y el pueblo, dirigidos por el partido marxista leninista pueden crear la base material de la liberación.

Venezuela no escapa a los efectos de la crisis.

Es muy probable que los efectos de la crisis general del capitalismo, de los cuales Venezuela no se escapa, sean la primera verdadera prueba de fuego para el gobierno de Maduro, el déficit presupuestario, la inflación, la escasez de productos, acaparamiento y sabotaje burgués sólo podrán ser derrotados por la acción decidida de la clase obrera, el campesinado y el pueblo, para someter sin miramientos ni concesiones a los elementos burgueses y reaccionarios más dañinos expropiándolos, limitando sus medios de comunicación, confiscando sus empresas, reprimiendo sus grupos de hombres armados para garantizar los alimentos a todo el pueblo, la tierra a los campesinos y la seguridad personal a todo el país.

La oposición hace discursos públicos llamando a la calma, también plantea la idea de una nueva etapa pero lo plantea como etapa de estancamiento y retroceso de las conquistas populares, de conciliación, consolidación de su poder por medio de negocios con el gobierno y apropiación de los recursos del Estado, haciéndose tolerante e incluso socia del gobierno, contra el cual no dejan de conspirar preparando las condiciones para la acción violenta para derrocar a este y reprimir a las masas trabajadoras.

Las direcciones socialdemócratas y reformistas son un freno a nivel mundial.

Las direcciones socialdemócratas, a pesar del matiz de reclamo, y frases “izquierdistas”, son un freno para objetivos más trascendentales, ya que se sustentan sólo en reformas superficiales al sistema político económico, sólo en reclamos economicistas que hacen coincidir las aspiraciones de la aristocracia obrera, con la burguesía y terratenientes, en contra de las aspiraciones del proletariado.

Los comunistas marxista leninistas luchamos por posicionar nuestras propuestas, programas y dirigentes, denunciando a la vez la debilidad que significa para la clase obrera, los campesinos y el pueblo que la socialdemocracia se ponga a la cabeza del movimiento de protestas, pero esto no es suficiente para el movimiento revolucionario, sólo en la medida que avancemos y desplacemos a los reformistas crearemos las condiciones para que sea la dirección revolucionaria la que realmente dirija las acciones llevadas a cabo por las masas, y las luchas se enrumben hacia la senda revolucionaria, destruyendo el sistema de explotación capitalista; única solución verdadera y definitiva para los oprimidos del mundo.

Cada día se demuestra también que las organizaciones socialdemócratas son incapaces de llevar al proletariado al triunfo, ni siquiera coyuntural, mucho menos hasta el final. Se ratifica que los reformistas y revisionistas hacen todo lo que esté a su alcance para conciliar, sostener el capitalismo, manejando un discurso populista, supuestamente “revolucionario” y por ende su función es engañar y traicionar los intereses del proletariado.

La experiencia enseña a los revolucionarios a pugnar por la dirección política de las acciones que efectúan los pueblos en contra del capitalismo mundial, enfrentar a la burguesía y sus agentes en los diferentes escenarios, fortalecer nuestros partidos, consolidar la propaganda y la agitación, la difusión de nuestros programas, poner en manos de las masas nuestros programas de lucha, consolidar frentes comunes con otras organizaciones combativas para organizar la revolución.
 
Las vacilaciones de los reformistas y revisionistas dejan como resultado profundas decepciones entre los trabajadores y sectores populares en general, solo la dirección consecuente, revolucionaria e identificada con los intereses de los trabajadores, que debe ejercer un partido marxista leninista, puede conducir de manera acertada y precisa la lucha revolucionaria del proletariado al triunfo.

Esta delicada coyuntura requiere en primer lugar el fortalecimiento y consolidación de las estructuras del partido, sus instrumentos de vinculación con las masas, expandir las posibilidades de dirigir acciones de calle con una táctica clara y órganos que la expresen ampliamente.

Se requiere avanzar, unificar todas las fuerzas posibles para: 1- frenar los intentos de la derecha fascista y el imperialismo, 2- Dar pasos en la organización popular para la revolución, 3- Superar la dirección socialdemócrata para ir en dirección de la revolución proletaria. 4- ir colocando el partido y sus organismos de masas a la cabeza de las luchas por medio de la acción.

Hay que combatir abiertamente a la burguesía, que por razones de conveniencia da demostraciones de diálogo, de querer la unidad nacional, pero lo que persiguen es disminuir los niveles de combatividad, adormecer a las masas, paralizar las luchas mientras van ocupando mas espacios de poder, para luego golpear a los “extremistas”.

De igual forma es necesario denunciar las posiciones que expresan que no se debe profundizar la lucha revolucionaria, que el socialismo de los nuevos tiempos debe promover la unidad con los burgueses, consolidar la propiedad privada sobre los medios de producción, que no es necesario la destrucción del Estado capitalista.

En definitiva estas posiciones, son ambas reaccionarias, pero una se ocultan en un discurso “revolucionario sensato” y el otro en un discurso burgués también “sensato”, tanta sensatez lo que pretende es frenar el avance revolucionario de las masas.

En definitiva se requiere desplegar la política revolucionaria, dar difusión a las propuestas más avanzadas, llegar a todos los rincones, a los sectores populares, a cada fábrica, a cada campo, para movilizarnos en pos de la nueva sociedad preparándonos para los combates que están por venir.

EL SOCIALISMO SOLO SE CONSTRUYE CON LA ALIANZA OBRERO CAMPESINA EN EL PODER Y EL PUEBLO EN ARMAS.

CC del PCMLV
Marzo 2013.

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