La crisis sigue profundizándose y por ningún lado se ven indicios de una salida a la misma, por el contrario, cada día se manifiesta a lo largo y ancho del mundo. Esto nos confirma que en la época del imperialismo, las crisis revisten un carácter general, sus consecuencias aparecen con mayor magnitud en los países imperialistas, pero también han comenzado a manifestarse en los países dependientes. Sus contradicciones cada día son mas agudas y violentas, los efectos de esta crisis se manifiestan en todas las ramas y esfera de la economía, una de ellas en la esfera de lo financiero, (producto de la dominación del capital financiero) es así, como vemos que los mercados mundiales han sufrido un duro golpe, las principales bolsas del mundo vienen cerrando negativamente sus operaciones. Al cierre de cada jornada, se destacan los índices negativos que expresan récords en perdidas. Por más que traten de esconder la realidad, los capitalistas no pueden ocultar los terribles efectos de la actual crisis sobre la economía mundial.
Mientras los voceros de las bolsas anuncian sus negativas jornadas, los noticieros divulgan las jornadas de protestas que los trabajadores y otros sectores de la sociedad llevan a cabo en distintas partes del mundo. Las principales economías se presentan vulnerables ante la actual crisis, la desesperación de los burgueses llega a su máxima expresión cuando sus empresas se ven afectadas, manifestándose en cuantiosas pérdidas.
Tal situación pone en jaque a la economía mundial, la cual se ve a las puertas de una depresión con resultados que superarían las consecuencias de la gran depresión de 1929.
Esta crisis comenzó a manifestarse con la aparición y posterior profundización de la crisis en los EE.UU. Es allí, recordemos, donde estalla la burbuja de los llamados créditos “Subprime”. Motivados por la necesidad de vender más mercancías, de acelerar la circulación o realización de las mismas, los capitalistas recurren al crédito, pero esta medida que les da un respiro momentáneo, se vuelve pronto contra ellos.
Cuando los trabajadores se ven imposibilitados de pagar estos créditos, implica también que los empresarios que otorgan los mismos, no pueden cumplir con sus acreedores y por más amenazas que hagan a los trabajadores para que estos salden sus deudas, las condiciones de miseria a la que son llevados, hace que sea imposible responder a los interese de los capitalistas.
Esta situación, presentada a finales del año 2007, nos expone la vigencia del planteamiento marxista leninista sobre la crisis. Primero, como elemento inherente al modo de producción capitalista, generada por la superproducción relativa; segundo, como parte del ciclo económico (crisis, depresión, reanimación y auge.) En este sentido, podemos decir que hoy estamos a las puertas de que ésta crisis se convierta en depresión, pues las principales economía han experimentado un gran descalabro, que se va extendiendo a todo el orbe, creando cada día más descontento entre las masas trabajadoras, con agitación y miedo, se crean condiciones objetivas para la revolución y también para las guerras. Ante esta situación se crea el escenario para que los imperialistas recurran abiertamente a los métodos fascistas como forma de frenar los levantamientos y las manifestaciones contra el sistema por parte de los oprimidos y explotados, así, como por los países exportadores de materias primas que también son victimas de las agresiones imperialistas, lo que pone ante los ojos del mundo condiciones que posibilitan el desarrollo de guerras y revoluciones.
Los capitalistas han tomado medidas para tratar de salvarse de las consecuencias propias de su crisis, reduciendo los salarios de los trabajadores, recortado presupuestos, han despedido grandes cantidades de trabajadores, quienes son arrojados a la calle en condiciones de vida miserable, profundizándose así la pauperización de la clase obrera y los trabajadores en general. Esto se expresa en la creciente miseria de las masas proletarias, las cuales han reaccionado ante esta situación, tomando las calles de diversas ciudades en el mundo para manifestar su rechazo ante tales medidas con las que la burguesía pretende colocar el peso de la crisis sobre la espalda del proletariado.
Ante el escenario de las movilizaciones, son las concepciones del reformismo y la conciliación con la burguesía más golpeada, la pequeña burguesía atemorizada y los sindicalistas funcionales al capitalismo, quienes están a la cabeza de estas expresiones de descontento, abogan por medidas que en realidad no afectan el sistema explotador, mientras dan a las masas una esperanza de salir de su situación. Pero la realidad va desenmascarando las lacras del capitalismo ante las masas, que cada día son mas concientes que la verdadera salida a su situación sólo es posible si acabamos con el capitalismo.
La situación en América, Asia, Europa, África, pone en evidencia que el capitalismo es incapaz de ofrecer una real salida a las grandes mayorías. Todo lo contrario, los caminos que éste toma para enfrentar la crisis pasan por intensificar la explotación de la clase obrera, expandir su dominación a través de las guerras de rapiña, arrasando, saqueando y asesinando a los pueblos en cuyos territorios se encuentran apetecibles riquezas naturales.
Europa
Tal situación pone en jaque a la economía mundial, la cual se ve a las puertas de una depresión con resultados que superarían las consecuencias de la gran depresión de 1929.
Esta crisis comenzó a manifestarse con la aparición y posterior profundización de la crisis en los EE.UU. Es allí, recordemos, donde estalla la burbuja de los llamados créditos “Subprime”. Motivados por la necesidad de vender más mercancías, de acelerar la circulación o realización de las mismas, los capitalistas recurren al crédito, pero esta medida que les da un respiro momentáneo, se vuelve pronto contra ellos.
Cuando los trabajadores se ven imposibilitados de pagar estos créditos, implica también que los empresarios que otorgan los mismos, no pueden cumplir con sus acreedores y por más amenazas que hagan a los trabajadores para que estos salden sus deudas, las condiciones de miseria a la que son llevados, hace que sea imposible responder a los interese de los capitalistas.
Esta situación, presentada a finales del año 2007, nos expone la vigencia del planteamiento marxista leninista sobre la crisis. Primero, como elemento inherente al modo de producción capitalista, generada por la superproducción relativa; segundo, como parte del ciclo económico (crisis, depresión, reanimación y auge.) En este sentido, podemos decir que hoy estamos a las puertas de que ésta crisis se convierta en depresión, pues las principales economía han experimentado un gran descalabro, que se va extendiendo a todo el orbe, creando cada día más descontento entre las masas trabajadoras, con agitación y miedo, se crean condiciones objetivas para la revolución y también para las guerras. Ante esta situación se crea el escenario para que los imperialistas recurran abiertamente a los métodos fascistas como forma de frenar los levantamientos y las manifestaciones contra el sistema por parte de los oprimidos y explotados, así, como por los países exportadores de materias primas que también son victimas de las agresiones imperialistas, lo que pone ante los ojos del mundo condiciones que posibilitan el desarrollo de guerras y revoluciones.
Los capitalistas han tomado medidas para tratar de salvarse de las consecuencias propias de su crisis, reduciendo los salarios de los trabajadores, recortado presupuestos, han despedido grandes cantidades de trabajadores, quienes son arrojados a la calle en condiciones de vida miserable, profundizándose así la pauperización de la clase obrera y los trabajadores en general. Esto se expresa en la creciente miseria de las masas proletarias, las cuales han reaccionado ante esta situación, tomando las calles de diversas ciudades en el mundo para manifestar su rechazo ante tales medidas con las que la burguesía pretende colocar el peso de la crisis sobre la espalda del proletariado.
Ante el escenario de las movilizaciones, son las concepciones del reformismo y la conciliación con la burguesía más golpeada, la pequeña burguesía atemorizada y los sindicalistas funcionales al capitalismo, quienes están a la cabeza de estas expresiones de descontento, abogan por medidas que en realidad no afectan el sistema explotador, mientras dan a las masas una esperanza de salir de su situación. Pero la realidad va desenmascarando las lacras del capitalismo ante las masas, que cada día son mas concientes que la verdadera salida a su situación sólo es posible si acabamos con el capitalismo.
La situación en América, Asia, Europa, África, pone en evidencia que el capitalismo es incapaz de ofrecer una real salida a las grandes mayorías. Todo lo contrario, los caminos que éste toma para enfrentar la crisis pasan por intensificar la explotación de la clase obrera, expandir su dominación a través de las guerras de rapiña, arrasando, saqueando y asesinando a los pueblos en cuyos territorios se encuentran apetecibles riquezas naturales.
Europa
Europa, que contiene en su territorio a grandes potencias en lo económico, político, y militar, ha estado afectada por la crisis, lo que ha traído como consecuencia el despido de gran cantidad de trabajadores; a esto se le suma la puesta en vigencia de paquetes económicos de corte neoliberal, que contemplan recortes presupuestarios importantes para los diferentes sectores. Por ejemplo, en el sector educación en España se prevé un recorte presupuestario que afectaría de manera tal a este sector, que despediría a 15 mil docentes suplentes. Por supuesto que esta situación motivó la reacción de cientos de maestros que tomaron las calles para manifestar su descontento. Estas manifestaciones no tuvieron más respuesta que la represión por parte autoridades. Pero a su vez, la dirigencia de estas movilizaciones se mantiene en una actitud que no supera las posiciones economicistas, lo cual se convierte en una traba para lograr avances más significativos para el proletariado.
El gobierno de Grecia, optó por someterse a las políticas del Fondo Monetario Internacional para “superar” su pésima situación económica, al contrario la misma sigue profundizándose. Ya en la zona euro se habla de la posibilidad de desincorporar a Grecia de esta zona, tratando así las potencias, de salvarse de los efectos de la situación griega. Pero la realidad es que ya las principales bolsas del continente han acusado el golpe, la desconfianza se apodera de los burgueses, quienes saben que las promesas de una rápida superación de la crisis es solamente demagogia.
Italia, la tercera economía del continente europeo también se ha visto afectada de manera considerable. Los imperialistas italianos se han unido a las naciones agresoras a Libia, para participar en el reparto del botín. No debemos olvidar que estos países poseen deudas con Libia, esta vez se apoderaron de sus riquezas por vía de la fuerza, utilizando su aparato militar común: la OTAN, la cual abrió con bombardeos el camino a los mercenarios libios, son los peones usados por los capitalistas para quitar todo obstáculo que les impida saquear a este país con toda “libertad”.
Pero así mismo Francia, Portugal, Alemania entre otros, no se salvan de experimentar crecimiento negativo, a pesar de las diferentes medidas que toman supuestamente para evitar la caída de sus economías. Las bolsas de Frankfurt y París, como dos de las principales bolsas del continente, sufrieron caídas que demostraban los efectos de la crisis en sus economías. Hablamos de países que tienen economías consideradas las más fuertes de la zona euro, Alemania, Francia, Italia y España, lo que por supuesto traerá consecuencias para las economías que están bajo su influencia.
La crisis se torna insuperable en el corto plazo, de hecho ya varios economistas hablan de una posible depresión económica, lo que significa un escenario que plantea situaciones más delicadas que una recesión. Los niveles más bajos de la economía son tocados en estos tiempos de crisis. Estos países son participes de la guerra contra el pueblo libio en su desesperación por hacerse de las riquezas de los países cuando sea posible. Es un comportamiento de los imperialistas, acudir a las guerras para buscar riquezas y expandir sus mercados, guerras de despojo, sobretodo cuando ven que la crisis les genera grandes pérdidas económicas, (hecho que los conduce a transgredir su propio marco burgués) y lanzarse de manera rapaz sobre los pueblos para dominarlos y saquearlos. Pero las ambiciones de los imperialistas no solamente se limitan a agredir de esta forma, sino que realizan todo tipo de actividades que profundizan las contradicciones, ejemplo de ello, lo vemos cuando conflictos de vieja data retoman fuerzas, y se plantean como principio, alentar el nacionalismo burgués, como otra vía de engaño a las masas. Ejemplo de esto es la agudización de conflictos entre Turquía e Israel, entre Palestina e Israel. Estos hechos expresan posibilidades de guerras a mayores escalas, en incluso a nivel mundial.
En ese mismo orden de ideas, para recuperar las ganancias, los capitalistas recurren a diferentes vías, como deshacerse de grandes masas de obreros, y destruir fuerzas productivas, para lo cual una de las salidas son la guerra de expoliación y las invasiones. Solo basta mirar lo que pasa en Libia para entender como en la fase imperialista, el reparto del mundo entre las potencias imperialistas, y la competencia por los mercados entre las grandes corporaciones es una realidad.
Países como China que se mantenían momentáneamente de bajo perfil o se mostraban como neutrales, con la intención de estudiar mejor el escenario y ver que provecho sacaba de esta situación, ha quedado al descubierto al llegar a un acuerdo con los mercenarios libios para poder ingresar a ese país con sus empresas, como otro negociante más, es decir, participar del botín. Es la expresión de una de las características de la época imperialista, las potencias repartiéndose los territorios de tal o cual país. El ejemplo concreto de Libia, las principales potencias imperialistas europeas con la ayuda de los EE.UU., facilitaron la invasión a los territorios libios, retuvieron sus reservas internacionales del pueblo libio en un primer momento, luego desarrollaron una ofensiva en ciudades que tenían una importancia en la actividad energética, y se lanzaron con todo su arsenal para controlar la capital. Desde inicios de sus operaciones los mercenarios anunciaron su firme idea de “retribuir” los favores a los países imperialistas que los habían “apoyado”, como Italia y Francia.
Repartirse el botín, apropiarse de las riquezas y “reconstruir el país” es la etapa siguiente. Cabe destacar que China intentó disfrazar su posición absteniéndose cuando tenía poder de veto, luego asume una posición abiertamente a favor de los mercenarios con la condición de que le permitieran participar del festín. Así pues China deja claro su carácter imperialista y su firme intención por participar en la carrera por apoderarse de territorios y riquezas en el mundo.
África
Se estremeció con los conflictos presentados en varios países de este continente, Túnez, Marruecos y Egipto, pero dichos conflictos no pudieron avanzar más allá de las propias propuestas impuestas por los organismos extranjeros, en complicidad con los gobiernos burgueses. Todo esto indica que los cambios radicales no llegarán mientras la dirigencia de esos países, estén bajo el dominio de la burguesía, la cual por supuesto confunde a la clase obrera tratando de apaciguarla y de desviarla de sus reales intereses.
Otras situaciones en este territorio, se ha agudizado la crisis de los alimentos en Somalia, país donde una importante cantidad de seres humanos están muriendo de hambre. Azotados por guerras civiles y agresiones imperialistas ahora este país sufre los efectos de una hambruna, mas terrible que las sufridas en años anteriores. Esto desnuda las contradicciones del capitalismo, por un lado grandes recursos destinados a a la industria armamentista para llevar a cabo las agresión imperialista a Libia en estos momentos, y por otro lado gran miseria de países como el mencionado, si se invirtiera en un programa de alimentación para este país de seguro otra fuera la situación, pero esto no es la intención ni mucho menos de los capitalistas quienes solo buscan riquezas y nuevos mercados.
Se estremeció con los conflictos presentados en varios países de este continente, Túnez, Marruecos y Egipto, pero dichos conflictos no pudieron avanzar más allá de las propias propuestas impuestas por los organismos extranjeros, en complicidad con los gobiernos burgueses. Todo esto indica que los cambios radicales no llegarán mientras la dirigencia de esos países, estén bajo el dominio de la burguesía, la cual por supuesto confunde a la clase obrera tratando de apaciguarla y de desviarla de sus reales intereses.
Otras situaciones en este territorio, se ha agudizado la crisis de los alimentos en Somalia, país donde una importante cantidad de seres humanos están muriendo de hambre. Azotados por guerras civiles y agresiones imperialistas ahora este país sufre los efectos de una hambruna, mas terrible que las sufridas en años anteriores. Esto desnuda las contradicciones del capitalismo, por un lado grandes recursos destinados a a la industria armamentista para llevar a cabo las agresión imperialista a Libia en estos momentos, y por otro lado gran miseria de países como el mencionado, si se invirtiera en un programa de alimentación para este país de seguro otra fuera la situación, pero esto no es la intención ni mucho menos de los capitalistas quienes solo buscan riquezas y nuevos mercados.
América.
En países como EE.UU., se acentúan los problemas económicos, la gran deuda que tiene ese país sobrepasa la capacidad de respuesta que actualmente posee y, le deja claro a los trabajadores que la crisis se profundizará y que ellos no son intocables, que al igual que el resto de los trabajadores en el mundo cargarán con el peso de la crisis sobre sus espaldas. La única forma de poder cambiar esta situación es luchando contra el sistema capitalista.
Los conflictos que se generan en este país ponen al descubierto la mentira de la propaganda burguesa que intentaba imponernos la idea que este era el modelo de felicidad a seguir para los pueblos del mundo. Hoy más de 40 millones de personas viven en situación de extrema miseria, muchas de ellas han perdido sus casas y sus trabajos, lo que indica la gran falacia de ese “paraíso capitalista”.
En México, la lucha por el control del lucrativo negocio del narcotráfico continua, dejando como resultado una impresionante cifra de personas asesinadas, las cuales se incrementan de manera vertiginosa. Es claro que diferentes sectores de la sociedad están involucrados, desde el gobierno, sectores económicos, políticos, religiosos etc., la guerra por el control que hoy vemos es una expresión de la lucha de los capitalistas por posesionarse del mercado de las drogas ilícitas, uno de los negocios más lucrativos en el mundo.
Debemos también analizar la situación de honduras. Luego del golpe de estado, las fuerzas reaccionarias se hicieron del control del gobierno, sometieron a persecución y represión a una mayoría de la población que se oponía a estas acciones golpistas de la derecha. Este hecho, ratifica a Honduras como un bastión de la derecha en el continente, recordemos el papel desempeñado por este país durante las acciones de sabotaje y agresión contra la revolución sandinista en la década de 1980. Los gobiernos que en un momento desconocieron a Porfirio Lobo, por ser una forma de legitimar el golpe de Estado, hoy se han plegado a este reconocimiento, incluso Venezuela. Es Honduras una variante de las formas de agresión imperialista contra los pueblos para imponerles a como dé lugar el yugo de la opresión capitalista y someterlos al mas férreo dominio.
Siguiendo en centro América, las elecciones guatemaltecas nos confirman un dominio de la política de las fuerzas de la derecha en ese país. Golpeada por la terrible represión desatada en los años 80´s y parte de los 90´s, las fuerzas progresistas y revolucionarias han quedado debilitadas y las últimas elecciones nos presentaron un panorama donde los sectores que pudiéramos nombrar progresistas fueron ampliamente superados por los representantes de la derecha.
En Colombia, sigue la ofensiva paramilitar contra la dirigencia popular y revolucionaria. El gobierno de Juan Manuel Santos ha asumido, (como su antecesor) la lucha contra todo lo que se parezca a revolución. Sin embargo, ha sido este un gobierno represivo pero mucho más hábil que la frontal política guerrerista y genocida de Uribe.
Santos inicia una política de “apertura” para presionar a los gobiernos, que siendo progresistas, manifestaron su rechazo a las políticas de Álvaro Uribe como representante y fiel defensor del imperialismo y, aunque mantiene la misma posición de favorecer los intereses de la burguesía y continuar con la política paramilitar, (de la que el es un fiel exponente) ha contado con el respaldo público de algunos mandatarios como el presidente Chávez, que en otras ocasiones se había mostrado decididamente contrario a la política reaccionaria y fascista del dúo Uribe- Santos. Esto pone en evidencia que la derecha también se mueve en el ámbito de la diplomacia para posicionarse y desarrollar su ofensiva presionando a gobiernos que tienen grandes debilidades y terminan postrados ante los mandatos del imperialismo por medio del chantaje y la fuerza.
En Chile, se agudizan las contradicciones, expresándose en los lucha de un sector de la sociedad por la no privatización de la educación, y una minoría que pretende privatizarlo todo, entre ellos la educación. En primer lugar, salieron a la calle los estudiantes, ante lo cual, el gobierno respondió con represiones a los manifestantes motivando que se unieran a las protestas otros sectores de la sociedad incluyendo los trabajadores. Este conflicto tuvo repercusiones en Argentina, donde grupos de jóvenes y estudiantes salieron a la calle para manifestar su apoyo a las acciones del pueblo chileno.
Esta situación se presentó casi simultáneamente al conflicto del gobierno contra el pueblo Mapuche, quienes también manifestaron la necesidad de fortalecer la unidad revolucionaria y la mayor participación de la clase obrera en la dirección de dichas acciones.
En Perú, Ollanta Humala, luego de su elección se dedicó a visitar algunos países para construir un piso político en lo internacional. Caracterizó esta jornada la expresa intención de Humala de dejar en claro que no es tan “radical” como otros gobiernos de la región, que pretende ser más bien, un gobierno moderado de concertación nacional, siendo Perú un país que vivió una intensa arremetida reaccionaria contra los sectores revolucionarios. La izquierda, se plantea allí la necesidad de lograr el fortalecimiento para avanzar en la lucha contra el capitalismo de manera favorable tratando de superar las grandes divisiones.
En Venezuela se presenta un escenario interesante, el gobierno y la oposición han aceitado toda la batería para el desarrollo de la campaña electoral para el próximo año. Por parte de la oposición, se ha desarrollado una ofensiva propagandística, una de ellas es la propaganda anticomunista en medios privados, usando consignas como “comunismo es muerte”, es “violencia”, delincuencia, de igual forma una ofensiva política, utilizando elementos muy sensibles para la población, como el tema de la inseguridad, generando cierto terror sicológico, la ineficiencia del sector eléctrico, la creciente inflación, entre otras cosas. En el caso de la inseguridad, es claro que es una situación objetiva, pero que también es exacerbada por sectores reaccionarios de la derecha, que se manifiestan en algunos elementos como el paramilitarismo, que preocupa inmensamente a la población. Los marxista-leninistas, asumimos que esta situación es expresión de la lucha de clases y de la creciente descomposición de la sociedad burguesa, y que una respuesta realmente efectiva pasa por eliminar las condiciones sociales que engendran estos fenómenos. El trato que el gobierno ha dado a esta situación ha sido desde la perspectiva burguesa, unos parten que solamente es necesaria una efectiva campaña de orientación y educación como si el problema fuera solo de educación y no de condiciones sociales reales y concretas generadas por el modo de producción imperante. Ahora bien, reconocer que estas condiciones derivan del modo de producción imperante implica también asumir que este debe destruirse y asumir la construcción de un Estado de nuevo tipo, con el proletariado como clase dirigente asumiendo el control revolucionario de las instituciones y de la sociedad por medio de la dictadura del proletariado, el armamento del pueblo y la acción decidida ante quienes atenten contra los supremos intereses de la clase obrera, el campesinado y el pueblo pobre explotado y oprimido.
En el caso del sector eléctrico, es claro que hay injerencia de sectores de la oposición que sabotean la actividad del mismo, pero también una desacertada política de mantenimiento y administración por parte de las instituciones del gobierno que tienen que ver con este sector. Esta situación causa profundas molestias en el seno de la población, por lo que sectores de la derecha intentan sacar el mayor provecho de esta situación, denunciando este hecho demagógicamente, diciendo que es expresión del atraso a que llevaría el socialismo. Por su parte, el gobierno en la práctica desarrolla una actitud que intenta acallar la crítica revolucionaria; cuando se hace un señalamiento, los directivos de las instituciones se escudan diciendo que eso es “ataque de la oposición”, situación manipuladora de uno y otro lado que evidentemente molesta y desorienta a las masas.
En países como EE.UU., se acentúan los problemas económicos, la gran deuda que tiene ese país sobrepasa la capacidad de respuesta que actualmente posee y, le deja claro a los trabajadores que la crisis se profundizará y que ellos no son intocables, que al igual que el resto de los trabajadores en el mundo cargarán con el peso de la crisis sobre sus espaldas. La única forma de poder cambiar esta situación es luchando contra el sistema capitalista.
Los conflictos que se generan en este país ponen al descubierto la mentira de la propaganda burguesa que intentaba imponernos la idea que este era el modelo de felicidad a seguir para los pueblos del mundo. Hoy más de 40 millones de personas viven en situación de extrema miseria, muchas de ellas han perdido sus casas y sus trabajos, lo que indica la gran falacia de ese “paraíso capitalista”.
En México, la lucha por el control del lucrativo negocio del narcotráfico continua, dejando como resultado una impresionante cifra de personas asesinadas, las cuales se incrementan de manera vertiginosa. Es claro que diferentes sectores de la sociedad están involucrados, desde el gobierno, sectores económicos, políticos, religiosos etc., la guerra por el control que hoy vemos es una expresión de la lucha de los capitalistas por posesionarse del mercado de las drogas ilícitas, uno de los negocios más lucrativos en el mundo.
Debemos también analizar la situación de honduras. Luego del golpe de estado, las fuerzas reaccionarias se hicieron del control del gobierno, sometieron a persecución y represión a una mayoría de la población que se oponía a estas acciones golpistas de la derecha. Este hecho, ratifica a Honduras como un bastión de la derecha en el continente, recordemos el papel desempeñado por este país durante las acciones de sabotaje y agresión contra la revolución sandinista en la década de 1980. Los gobiernos que en un momento desconocieron a Porfirio Lobo, por ser una forma de legitimar el golpe de Estado, hoy se han plegado a este reconocimiento, incluso Venezuela. Es Honduras una variante de las formas de agresión imperialista contra los pueblos para imponerles a como dé lugar el yugo de la opresión capitalista y someterlos al mas férreo dominio.
Siguiendo en centro América, las elecciones guatemaltecas nos confirman un dominio de la política de las fuerzas de la derecha en ese país. Golpeada por la terrible represión desatada en los años 80´s y parte de los 90´s, las fuerzas progresistas y revolucionarias han quedado debilitadas y las últimas elecciones nos presentaron un panorama donde los sectores que pudiéramos nombrar progresistas fueron ampliamente superados por los representantes de la derecha.
En Colombia, sigue la ofensiva paramilitar contra la dirigencia popular y revolucionaria. El gobierno de Juan Manuel Santos ha asumido, (como su antecesor) la lucha contra todo lo que se parezca a revolución. Sin embargo, ha sido este un gobierno represivo pero mucho más hábil que la frontal política guerrerista y genocida de Uribe.
Santos inicia una política de “apertura” para presionar a los gobiernos, que siendo progresistas, manifestaron su rechazo a las políticas de Álvaro Uribe como representante y fiel defensor del imperialismo y, aunque mantiene la misma posición de favorecer los intereses de la burguesía y continuar con la política paramilitar, (de la que el es un fiel exponente) ha contado con el respaldo público de algunos mandatarios como el presidente Chávez, que en otras ocasiones se había mostrado decididamente contrario a la política reaccionaria y fascista del dúo Uribe- Santos. Esto pone en evidencia que la derecha también se mueve en el ámbito de la diplomacia para posicionarse y desarrollar su ofensiva presionando a gobiernos que tienen grandes debilidades y terminan postrados ante los mandatos del imperialismo por medio del chantaje y la fuerza.
En Chile, se agudizan las contradicciones, expresándose en los lucha de un sector de la sociedad por la no privatización de la educación, y una minoría que pretende privatizarlo todo, entre ellos la educación. En primer lugar, salieron a la calle los estudiantes, ante lo cual, el gobierno respondió con represiones a los manifestantes motivando que se unieran a las protestas otros sectores de la sociedad incluyendo los trabajadores. Este conflicto tuvo repercusiones en Argentina, donde grupos de jóvenes y estudiantes salieron a la calle para manifestar su apoyo a las acciones del pueblo chileno.
Esta situación se presentó casi simultáneamente al conflicto del gobierno contra el pueblo Mapuche, quienes también manifestaron la necesidad de fortalecer la unidad revolucionaria y la mayor participación de la clase obrera en la dirección de dichas acciones.
En Perú, Ollanta Humala, luego de su elección se dedicó a visitar algunos países para construir un piso político en lo internacional. Caracterizó esta jornada la expresa intención de Humala de dejar en claro que no es tan “radical” como otros gobiernos de la región, que pretende ser más bien, un gobierno moderado de concertación nacional, siendo Perú un país que vivió una intensa arremetida reaccionaria contra los sectores revolucionarios. La izquierda, se plantea allí la necesidad de lograr el fortalecimiento para avanzar en la lucha contra el capitalismo de manera favorable tratando de superar las grandes divisiones.
En Venezuela se presenta un escenario interesante, el gobierno y la oposición han aceitado toda la batería para el desarrollo de la campaña electoral para el próximo año. Por parte de la oposición, se ha desarrollado una ofensiva propagandística, una de ellas es la propaganda anticomunista en medios privados, usando consignas como “comunismo es muerte”, es “violencia”, delincuencia, de igual forma una ofensiva política, utilizando elementos muy sensibles para la población, como el tema de la inseguridad, generando cierto terror sicológico, la ineficiencia del sector eléctrico, la creciente inflación, entre otras cosas. En el caso de la inseguridad, es claro que es una situación objetiva, pero que también es exacerbada por sectores reaccionarios de la derecha, que se manifiestan en algunos elementos como el paramilitarismo, que preocupa inmensamente a la población. Los marxista-leninistas, asumimos que esta situación es expresión de la lucha de clases y de la creciente descomposición de la sociedad burguesa, y que una respuesta realmente efectiva pasa por eliminar las condiciones sociales que engendran estos fenómenos. El trato que el gobierno ha dado a esta situación ha sido desde la perspectiva burguesa, unos parten que solamente es necesaria una efectiva campaña de orientación y educación como si el problema fuera solo de educación y no de condiciones sociales reales y concretas generadas por el modo de producción imperante. Ahora bien, reconocer que estas condiciones derivan del modo de producción imperante implica también asumir que este debe destruirse y asumir la construcción de un Estado de nuevo tipo, con el proletariado como clase dirigente asumiendo el control revolucionario de las instituciones y de la sociedad por medio de la dictadura del proletariado, el armamento del pueblo y la acción decidida ante quienes atenten contra los supremos intereses de la clase obrera, el campesinado y el pueblo pobre explotado y oprimido.
En el caso del sector eléctrico, es claro que hay injerencia de sectores de la oposición que sabotean la actividad del mismo, pero también una desacertada política de mantenimiento y administración por parte de las instituciones del gobierno que tienen que ver con este sector. Esta situación causa profundas molestias en el seno de la población, por lo que sectores de la derecha intentan sacar el mayor provecho de esta situación, denunciando este hecho demagógicamente, diciendo que es expresión del atraso a que llevaría el socialismo. Por su parte, el gobierno en la práctica desarrolla una actitud que intenta acallar la crítica revolucionaria; cuando se hace un señalamiento, los directivos de las instituciones se escudan diciendo que eso es “ataque de la oposición”, situación manipuladora de uno y otro lado que evidentemente molesta y desorienta a las masas.
La organización de los trabajadores y de los sectores populares en general, es un elemento indispensable para superar esta situación, el control de la industria eléctrica debe estar en manos de los trabajadores revolucionarios, no bajo la administración de burócratas, imbuidos de una visión burguesa, cuyos intereses están abiertamente opuestos a la posibilidad de la revolución socialista.
Otro elemento de importancia en nuestro país es la conformación del polo patriótico, especie de frente político anunciado por Chávez como iniciativa de unidad para asumir el proceso electoral. Esto ha sido motivo de debates y discusiones entre las organizaciones democráticas, progresistas y revolucionarias que no están dentro del aparato del PSUV, pues es clara la necesidad de la unidad, pero esta, debe expresarse en que la dirección esté en manos de las fuerzas mas avanzadas y de izquierda del proceso, deslastradas del oportunismo, cosa que está lejos de suceder, lo que esta generando cierto descontento en sectores de la población, por la dirección burocrática, corrompida e incapaz que pretende monopolizar el proceso político.
El proceso bolivariano, ha venido perdiendo espacios que se expresan en avances electorales de la derecha que va controlando un amplio escenario, en especial las principales ciudades fronterizas del país. Su plan está definido: reconquistar el gobierno por la vía electoral o por la fuerza.
Este avance de la derecha es motivado por las grandes debilidades del gobierno, debilitando en los sectores populares la energía revolucionaria, y las ultimas acciones han contribuido a ello, como las acciones desleales contra la insurgencia colombiana, acuerdos con la derecha de ese país, el sectarismo y la demagogia del PSUV, la enfermedad de Chávez, las peleas a lo interno de este partido entre las cúpulas por cuotas de poder político y económico y la falta de atención y respuestas eficientes a problemas fundamentales del pueblo.
Es necesario prepararse para el escenario político del año 2012, ya que se juega la reelección de Chávez, quien con su carisma es el sostén de un proceso que aún cuando abre las puertas a la participación popular, llevando a un punto de avance la democracia burguesa, está marcado profundamente por el reformismo y las dudas propias de la pequeña burguesía y la burguesía emergente que conforman su dirigencia, quedando la clase obrera, el campesinado y los sectores populares al margen de las decisiones fundamentales, sirviendo de objeto de manipulaciones de esta dirigencia y viendo como la derecha tradicional tiende lazos con la derecha roja para cerrar el paso a la posibilidad de trascender hacia la revolución socialista, tratando de marginar a los verdaderos revolucionarios.
Es importante decir que a pesar de los aumentos salariales y medidas que en relación al resto del mundo, benefician a los trabajadores y son progresivas, el salario real se deteriora ante la inflación y especulación que domina las esferas económicas de nuestro país. Es una realidad que golpea a diversas capas sociales, ante la cual las medidas paliativas no dan respuesta definitiva, ya que la burguesía sigue controlando un amplio rango de la actividad productiva y comercial que utiliza para golpear, presionar y debilitar al gobierno cada vez que quiere por medio del aumento de precios y el acaparamiento.
Otro elemento de importancia en nuestro país es la conformación del polo patriótico, especie de frente político anunciado por Chávez como iniciativa de unidad para asumir el proceso electoral. Esto ha sido motivo de debates y discusiones entre las organizaciones democráticas, progresistas y revolucionarias que no están dentro del aparato del PSUV, pues es clara la necesidad de la unidad, pero esta, debe expresarse en que la dirección esté en manos de las fuerzas mas avanzadas y de izquierda del proceso, deslastradas del oportunismo, cosa que está lejos de suceder, lo que esta generando cierto descontento en sectores de la población, por la dirección burocrática, corrompida e incapaz que pretende monopolizar el proceso político.
El proceso bolivariano, ha venido perdiendo espacios que se expresan en avances electorales de la derecha que va controlando un amplio escenario, en especial las principales ciudades fronterizas del país. Su plan está definido: reconquistar el gobierno por la vía electoral o por la fuerza.
Este avance de la derecha es motivado por las grandes debilidades del gobierno, debilitando en los sectores populares la energía revolucionaria, y las ultimas acciones han contribuido a ello, como las acciones desleales contra la insurgencia colombiana, acuerdos con la derecha de ese país, el sectarismo y la demagogia del PSUV, la enfermedad de Chávez, las peleas a lo interno de este partido entre las cúpulas por cuotas de poder político y económico y la falta de atención y respuestas eficientes a problemas fundamentales del pueblo.
Es necesario prepararse para el escenario político del año 2012, ya que se juega la reelección de Chávez, quien con su carisma es el sostén de un proceso que aún cuando abre las puertas a la participación popular, llevando a un punto de avance la democracia burguesa, está marcado profundamente por el reformismo y las dudas propias de la pequeña burguesía y la burguesía emergente que conforman su dirigencia, quedando la clase obrera, el campesinado y los sectores populares al margen de las decisiones fundamentales, sirviendo de objeto de manipulaciones de esta dirigencia y viendo como la derecha tradicional tiende lazos con la derecha roja para cerrar el paso a la posibilidad de trascender hacia la revolución socialista, tratando de marginar a los verdaderos revolucionarios.
Es importante decir que a pesar de los aumentos salariales y medidas que en relación al resto del mundo, benefician a los trabajadores y son progresivas, el salario real se deteriora ante la inflación y especulación que domina las esferas económicas de nuestro país. Es una realidad que golpea a diversas capas sociales, ante la cual las medidas paliativas no dan respuesta definitiva, ya que la burguesía sigue controlando un amplio rango de la actividad productiva y comercial que utiliza para golpear, presionar y debilitar al gobierno cada vez que quiere por medio del aumento de precios y el acaparamiento.
Con la enfermedad de Chávez, las concepciones más conservadoras han aflorado dentro del proceso, anteponiendo las visiones religiosas que cada día llaman a la conciliación de clase, visiones idealistas en general que buscan desviar la atención de la población. Los reformistas y conservadores hacen nupcias por la conciliación nacional, para evitar las confrontaciones de clase.
Sin negar la importancia que tiene la situación de salud que presenta el presidente Hugo Chávez, debemos decir que no podemos dejar que la política y la construcción revolucionaria nacional sean arropadas por esta situación. La discusión revolucionaria debe proseguir y el estado de salud del presidente y sus incidencias en la política nacional deben servir para profundizar el proceso revolucionario, radicalizar la acción transformadora en el país creando una dirección política colectiva.
Otro elemento importante a tomar en cuenta es la actitud retadora que viene asumiendo la derecha, expresadas en algunas exigencias que viene realizando “para la gobernabilidad”, acción que nos llama la atención, puesto que es muy parecida a las exigencias del año 2002, donde la oposición sintiéndose fortalecida, comenzó a realizar exigencias que en concreto significaban el retroceso del proceso o, acabar definitivamente con él. Entre las exigencias actuales están el cese del proceso de nacionalización y el “rescate” de los grandes latifundios por parte de los terratenientes. Estas banderas asumidas por la burguesía (Fedecámaras) demuestran que la burguesía retoma una ofensiva.
Todo esto se conjuga con una creciente incapacidad de las instituciones gubernamentales a dar respuestas reales a las exigencias de las mayorías. La creciente burocracia en las instituciones se hace cada vez más insoportable para los explotados y oprimidos, que experimentan con esta realidad el divorcio entre lo que se dice en los discursos y lo que se hace. A esto se suma el creciente rechazo a la cúpula del partido de gobierno, a los cuales las masas hacen señalamientos, su acción separada de las masas, clientelar, burocrática y reproductora de las prácticas comunes de los gobiernos anteriores de derecha, situación que coloca a Chávez como referencia central de credibilidad.
Este panorama económico y político en nuestro país, no hace más que ratificarnos la necesidad que nuestro partido, el PCMLV, profundice su acción en el seno de las masas para orientar la acción revolucionaria, nuestro partido debe configurarse, a través de sus diferentes frentes de masas como una opción realmente revolucionaria y consecuente con la causa de los explotados y oprimidos.
Ante esto, también la burguesía arremete con mayor fuerza contra el proletariado, muestra de esto es el asesinato de dirigentes obreros y campesinos en todas las regiones del país. Esta situación demuestra que la salida que le da la burguesía a la lucha de los trabajadores es la represión y el asesinato, llevando la lucha de clases a un escalón más alto como confrontación directa. Mientras el gobierno se presenta incapaz de frenar el sicariato del cual son victimas los trabajadores y principalmente los dirigentes sindicales y campesinos, queda demostrado que las instituciones del Estado obedecen en general a su condición de aparato de opresión al servicio de la burguesía.
El paramilitarismo como brazo armado de la burguesía, cuerpos de acción represiva y defensa creados por la clase dominante, para enfrentar a sus enemigos de clase, cuando deja de confiar en los órganos oficiales de represión, o muchas veces para guardar las formas “democráticas”, de esas instituciones y mantener sus “manos limpias”, dichos brazos armados, se van desarrollando y consolidando en Venezuela ante la mirada cómplice de la dirección de los órganos del Estado, que en sus mandos coinciden con esta para enfrentar a las organizaciones revolucionarias y de masas. Este fenómeno se inició en las zonas fronterizas, donde tiene mayor fuerza, pero avanza hacia el resto del país, las prácticas de terrorismo, chantaje, extorsión, asesinatos, tráfico y comercialización de drogas ilícitas, trata de mujeres, prostitución, comercio ilícito y contrabando de maderas, alimentos, gasolina y otros productos subsidiados se hace cada día más común, ante la mirada complaciente de las policías y otros cuerpos que comparten las ganancias de estos negocios.
Estos acontecimientos tanto en lo internacional como nacional, no son más que expresión concretas de las contradicciones del capitalismo, que se agudizan cada día ante la crisis y que llevan de forma inevitable a las más frontales respuestas por parte de cada clase, la burguesía trata de colocar en las espaldas de la clase obrera la carga de la crisis y el proletariado trata de no ceder. la pequeña burguesía y su concepción reformista surgen como un colchón para tratar de amortiguar este choque con las más variadas e inverosímiles explicaciones y propuestas, desde las anarquistas, ecologistas, hippies, hasta las místicas, religiosas, fundamentalistas o socialchauvinistas, se reaviva el pensamiento cristiano, nacionalista, musulmán, se acude a las teorías que una vez sirvieron de sustento al Nazi-fascismo, entre las cuales se encuentra Nietzsche con su posición filofascista, saltan de nuevo a la palestra como forma de salvar al capitalismo de su crisis, aunque en el discurso se diga otra cosa.
El proletariado se debate en la lucha económica, política e ideológica, y la herramienta verdaderamente científica que orientará todas estas luchas y la que representa sus intereses es el marxismo leninismo, como herramienta que nos orientara en la proeza de organizar la revolución proletaria, por la ruptura definitiva con el orden burgués, la instauración del poder de los explotados, la dictadura del proletariado, el poder soviético, pero esta herramienta solo toma cuerpo en el partido de nuevo tipo en el partido del PCML. Y mientras el proletariado no logra asirse a este, deambula detrás de otras opciones, las cuales rápidamente se agotan, ya que, dichas opciones no cuentan con un programa que realmente de respuesta a su situación, la clase obrera descubre entonces por la vía de hecho que no tiene más opción: capitalismo o socialismo, revolución o contrarrevolución, siempre en el marco de una feroz lucha que se hace cada día mas ardua, la lucha por el poder, en la que el marxismo leninismo representa la única orientación clara y certera en el camino del triunfo.
Esta crisis representa para el proletariado consciente una gran oportunidad, posibilita acercarse a las masas para presentar y discutir nuestro programa, organizar a los más avanzados en el partido, movilizar a los sectores más golpeados, poner en práctica todo nuestro arsenal revolucionario vinculado profundamente a los trabajadores que exigen respuestas y requieren una dirección, es un período de grandes oportunidades para el partido y su dirigencia, es un momento donde se generan condiciones para preparar la verdadera revolución, nos coloca en la necesidad imperiosa de fortalecer y consolidar nuestras estructuras, debemos dedicar todas nuestras fuerzas a preparar la revolución, a formar los cuadros que deberán dirigir las masas hacia el poder y la construcción del socialismo.
Septiembre 2011
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