Además de esos fenómenos visibles es importante valorar la causa de todas esas situaciones en la crisis económica cíclica, parte de la más amplia crisis general del capitalismo, que avanza y amenaza con desbancar el modelo de opresión de la democracia burguesa, instaurado después de la Segunda Guerra Mundial.
Ante su declive económico las
potencias imperialistas dirigidas por la burguesía financiera tratan de
reanimar el ciclo económico para no llegar a la depresión y para eso recurren a
la guerra, mecanismo que como ya hemos dicho en otros escritos, garantiza la
activación del aparato industrial en el corto y mediano plazo: Primero,
aumentando el gasto militar y reorganizando el aparato industrial para la
producción de armas y logística de guerra, después, financiando y ejecutando la
reconstrucción de las fuerzas productivas destruidas. Ese método, para tratar
de salir de la crisis capitalista, es bien conocido, porque fue aplicado en el
pasado y será aplicado cada vez que el modo de producción capitalista esté en
riesgo grave.
Las acciones económicas para
tratar de superar la crisis se acompañan de un programa político que es
típicamente fascista, expresión de la revancha de la burguesía contra el
proletariado. Ese intento de sometimiento total del proletariado hasta la
eliminación de todos sus derechos, tratando llevarlo casi a la esclavitud y la
explotación extrema, es el proceso de fascistización, que de lograr instaurarse
conduciría propiamente al fascismo.
Aquí podemos identificar una
diferencia importante entre el proceso de fascistización que es el período de
disminución de derechos, desaplicación de leyes, persecución y exclusión del
proletariado de la vida social común de una sociedad, y el fascismo que es la
expulsión total, represión directa, modificación de normas para legalizar la
eliminación de derechos, el asesinato y opresión extrema del proletariado por
parte de la fracción más reaccionaria del capital, que instaura para eso la
dictadura extrema, abierta y legalizada, eliminando todas las formas y
apariencias de la democracia burguesa.
La actual crisis capitalista no se desarrolla solo en EE.UU. o La U.E, se expande como una epidemia por todo el mundo y abarca países imperialistas o dependientes, pero ciertamente se expresa de formas diferentes.