jueves, 27 de junio de 2024

LA LUCHA ELECTORAL DE LOS MARXISTA LENINISTAS

Por: J. Jaramillo.

Para los marxistas, el eje está en la lucha de clases, participando coyunturalmente en cada conflicto, fortaleciendo la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas, con la perspectiva de movilizar de forma revolucionaria al conjunto del movimiento de masas con la clase trabajadora a la cabeza. La participación electoral resulta una táctica importante para que las ideas políticas del proletariado lleguen a las amplias masas. La lucha electoral es una forma de lucha dentro de la legalidad burguesa en la que el proletariado expresa su programa político a las amplias masas. La electoral no es el objetivo final, esto permite diferenciarnos de los reformistas y los revisionistas que tienen tarjetas electorales para la lucha política.

La participación en campañas electorales y en el parlamento burgués no es algo nuevo para las organizaciones que se reclaman marxistas. Desde los tiempos del propio Carlos Marx, en los grupos obreros socialistas se comenzaba a discutir conformar partidos políticos comunistas. Tiempo después, es Engels, el compañero de Marx, a quien le toca impulsar la participación electoral en las organizaciones socialdemócratas, como se conocía a los socialistas en aquel momento.

Engels sabía que la lucha de clases no se iba a ganar con resultados electorales, por lo que entendía tácticamente la participación parlamentaria. La clave era acumular fuerza (no electoral, sino militante y dentro de sectores estratégicos) y ganar influencia de masas, siendo el objetivo lograr una revolución victoriosa. El amigo de Marx, es parte de la generación de trabajadores revolucionarios que logra conquistar cierta legalidad en distintos países luego de que las organizaciones marxistas habían estado proscritas y operaban en clandestinidad.

Ya muerto Engels, la socialdemocracia agrupada en la Segunda Internacional, avanza en el terreno electoral convirtiéndose en una fuerza política relevante en países como Alemania, Francia o Inglaterra, logrando bancadas de diputados socialistas que proponían un programa obrero y que postulaban como horizonte terminar con la sociedad capitalista para dar paso a una sociedad sin explotación.

La bancarrota de la Segunda Internacional: Los diputados de la II Internacional traicionaron todo principio de clase y votaron en sus distintos países a favor de comenzar una carnicería que llevó a la muerte a millones de trabajadores; todo para que los millonarios de un país se impusieran sobre sus competidores en otra nación imperialista. La adaptación y traición de la socialdemocracia demostró la importancia de construir organizaciones revolucionarias que les disputaran la influencia de masas a reformistas, conciliadores y traidores en momentos claves, como lo hicieron los bolcheviques con los mencheviques. Se mostró claramente la importancia de concebir la participación en el parlamento de forma táctica.

La Tercera Internacional, táctica y estrategia

Luego del triunfo de la revolución rusa, el Partido Bolchevique llamó a las fuerzas revolucionarias de la clase trabajadora a nivel internacional a unirse en una nueva internacional revolucionaria. Ya anteriormente, algunos pocos revolucionarios consecuentes que rompieron con la II internacional habían mantenido contacto y discusiones desde la Conferencia de Zimmerwald donde se reunió la izquierda socialista que se oponía a la Primera Guerra Mundial en 1915. 

El objetivo de participar en las elecciones, no era el buscar administrar el Estado capitalista para otorgar algunas mejoras a las clases explotadas, por el contrario, el objetivo táctico era ganar la simpatía de millones y acercar ideológicamente a las posiciones marxistas a las masas trabajadoras. Una palanca para generar consciencia de clase, al tiempo que se agitaba la organización y la movilización extraparlamentaria. 

Aprovechar la democracia burguesa, ahí donde fuera posible, para llevar un programa revolucionario a los asalariados y a sus aliados pobres del campo y de la ciudad, retomando sus demandas más sentidas y defendiendo sus derechos inmediatos, pero con el objetivo estratégico de construir partidos de miles de revolucionarios profesionales, preparados para intervenir en los momentos críticos de la lucha de clases habiendo ganado influencia de masas.

Participar en los procesos electorales resultaba importante como una táctica que permitía ampliar masivamente la influencia de las ideas socialistas, esto junto a otras tácticas como la participación sindical, sería clave para construir partidos a nivel internacional con militantes revolucionarios capaces de ganar a la mayoría de la clase obrera.

La lucha entre los partidos es la expresión íntegra, completa y específica de la lucha política entre clases. La táctica electoral, como no podía ser de otra manera, debe desembocar, condensarse y solidificarse en una consigna. Obviamente, para Lenin (y para Marx como queda demostrado) la táctica electoral se deduce (¡dialécticamente!) del análisis de las condiciones objetivas, de la situación concreta, ya que el partido define las formas de organización y de lucha según la situación concreta, ya que la forma de lucha se define por la realidad.

El partido busca difundir su programa en los escenarios electorales, que tiene un carácter de clase que lo diferencia de la burguesía tradicional dependiente de los Estados Unidos y la Unión Europea, también se diferencia de la burguesía emergente denominada burguesía revolucionaria. El programa del partido de la clase obrera se diferencia de los otros por su contenido de clase.



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