martes, 2 de noviembre de 2021

EDITORIAL OCTUBRE 2021


Las políticas imperialistas obedecen a un carácter de clase, más allá de la ubicación geográfica, etnia o historia de las naciones, el imperialismo es una fase del capitalismo que se sustenta en el capital financiero y los monopolios, la exportación de capitales y mercancías por eso requiere mantener los ingresos, tratar de expandir sus negocios, apropiarse de las materias primas de los países dependientes y principalmente explotar al máximo la clase obrera para aumentar la plusvalía y a partir de esas ganancias consolidar y expandir su control económico, político y militar lo que lleva a la lucha por un nuevo reparto del mundo ya repartido.

Aunque en la forma existen diferencias, el contenido explotador es el mismo, por eso la pugna interimperialista está determinada por su esencia y por las condiciones actuales del mundo que evidentemente va cambiando.

A pesar de los roces internos, y de las contradicciones, persiste la pugna de dos bloques imperialistas bien definidos en relación a la necesidad de un nuevo reparto del mundo ya repartido, donde una alianza lucha por mantener el control y realizar un reacomodo en asociación con sus socios estratégicos llevando a cabo movimientos a lo interno; y la otra se esfuerza por cambiar la estructura de poder mundial, por eso EE.UU estrecha alianzas con Australia y el Reino Unido para evitar el ascenso del bloque imperialista China-Rusia, cuyas necesidades llevan a forzar ese nuevo reparto en favor de sus intereses estratégicos y sus fuerzas productivas para aprovechar el proceso de reanimación posterior a la crisis.

En el marco de una economía mundial que se prepara para la recuperación, China quiere aprovechar su posición de ascenso económico para consolidar su presencia, Rusia promueve su fuerza, experiencia militar y tecnología para posicionarse, la combinación de lo cual hace real el papel de avance ofensivo de este bloque, mientras el bloque imperialista EEUU-UE trata de no quedarse a la defensiva y busca huir hacia adelante, generando provocaciones y amenazas para superar las consecuencias del inocultable estancamiento.

Se generan contradicciones y fricciones a lo interno de cada bloque, lo que es parte de la dialéctica; de allí que se expresen  pugnas de EE.UU. con Francia a propósito de AUKUS, diferencias con Turquía o cambios en algunos países de América Latina experimentados en los últimos tiempos, que pueden leerse como favorables al bloque China-Rusia por distanciamiento de la política de EE.UU.

A pesar de las contradicciones se mantiene la lucha entre dos bloques imperialistas, con sus ajustes como consecuencia de la crisis, depresión o reanimación en el marco del Covid 19, que sin duda ha modificado las condiciones de vida de la población a nivel mundial, afectando principalmente a la clase obrera que ha perdido derechos a nivel global, llevando a un retroceso histórico la legislación laboral y las condiciones de vida del proletariado.

Es el método burgués: Disminuir gastos, renovar capital fijo, aplicar perfeccionamientos técnicos, aumentar la explotación; el Internet de las cosas, los carros eléctricos, sustitución de energía fósil, la súper explotación de la clase obrera, el trabajo a distancia, robo de materias primas a los países dependientes, migración económica, la esclavitud moderna, es la respuesta imperialista para salir de la crisis sobre las espaldas de los pueblos, en base al robo y la coacción.

Ante ese panorama los revolucionarios tenemos que elevar nuestra propuesta, sustentada en la satisfacción de las necesidades de las mayorías populares: el cambio de la estructura social, la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y su socialización, la democracia popular rumbo al socialismo son formas de enfrentar la pérdida de derechos económicos, políticos y sociales a la que nos somete el capitalismo y el fascismo como forma extrema de éste. 

En el marco de la reanimación de la economía mundial la lucha de clases se desarrolla y la contradicción capital - trabajo ocupa un puesto principal en las movilizaciones de los pueblos.

Por todas esas razones los conflictos y movilizaciones estarán a la orden del día en todas las regiones, a pesar de la pandemia del Covid y los riesgos que implica, las luchas por las condiciones de vida y por derechos democráticos, contra el imperialismo y los monopolios con sus planes neoliberales, privatizadores es una realidad en ascenso. 

No hay otra opción: ante la ofensiva del capital, el proletariado no tiene más opción que resistir y luchar tratando de unificar sus acciones para derrotar a su enemigo común.

En Venezuela podemos ver como se expresan estas contradicciones en el esfuerzo del imperialismo yanqui para revitalizar sus activistas, que después del intento de establecer un gobierno paralelo con el títere Guaidó, los frustrados atentados y golpes de Estado, que aunados al robo de activos y bloqueo, la oferta engañosa a los venezolanos en otras naciones, llevaron a la salida de sus militantes del país y su desconexión con la población, lo que tratan de revertir para poder llevar adelante en el futuro próximo una nueva ofensiva reaccionaria.

Las negociaciones de México, la extradición de Saab, Carvajal y otros  forma parte de ese proceso de reorganización de la ofensiva contra Venezuela que tiene en las elecciones del 21 N un punto importante ya que puede ser un indicador para el referéndum revocatorio contra Maduro, si la oposición tiene una votación importante en esas elecciones regionales.

El siguiente paso es la salida violenta para la cual requieren tener activistas y cuadros en el país, metidos en los barrios y en conexión con las masas, para ello promueven el retorno de sus fichas y en eso las conversaciones de México han servido, ya que allí facilitaron la participación electoral de individuos con procesos penales e incluso que estaban pagando penas de cárcel.

De cara a las elecciones próximas ha habido una reanimación de la actividad económica del país sobre la base de bonos, mejora de ingresos y abastecimiento de alimentos, como de otros productos, incluso combustible, lo que forma parte de los preparativos electorales y seguramente  después de fin de año se vea una caída de todos esos indicadores ya que expresan una salida coyuntural - electoral y no una solución estructural a los problemas de las mayorías populares que seguimos viviendo las consecuencias del bloqueo, la gestión en alianza con la burguesía emergente y la crisis, mientras una minoría de la burguesía nativa se llena los bolsillo especulando con las necesidades vitales del pueblo.

Es evidente que desde el gobierno han establecido pactos con sectores de la burguesía tradicional afiliada a FEDECAMARAS y buscan hacerlo con los grandes monopolios internacionales, el problema para ellos está en que esos capitalistas no están dispuestos a invertir en un país bloqueado, amenazado y perseguido, por lo que la extradición de Saab representa un ejemplo que no quieren seguir, por otra parte el bloque imperialista EEUU-UE no se conforma con una parte del pastel y por eso las negociaciones de México no llevarán más allá de la retórica ya que el objetivo yanqui es el total control de Venezuela por lo cual su política hostil seguirá hasta no lograr colocar a sus representantes en el gobierno, traer al FMI, a sus asesores militares y la apropiación total de las riquezas del país. 

La lucha contra el imperialismo y los explotadores internos y externos continúa por lo que la necesidad de organización y movilización es una acción  vital para el movimiento revolucionario, en especial para los marxistas-leninistas ya que el socialismo sólo se construye con la alianza obrero campesina en el poder y el pueblo en armas.


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