La crisis del Capitalismo en la actualidad viene golpeando progresivamente a las economías de los países, sobre todo a los más dependientes y a aquellos donde la burguesía tiene particular interés en la búsqueda de recursos naturales que apropiarse. Entre esos países esta Venezuela, que tuvo un oxigenamiento de la política con la llegada de Hugo Chávez en 1999, expresado en auge económico con los acuerdos internacionales y la subida significativa del costo del barril de petróleo, que permitió a su vez el aumento de la inversión social y la concreción de reivindicaciones de avanzada como la expropiación de empresas y confiscación de tierras. Sin embargo, a partir del 2010-2011 producto de la baja del costo del barril del petróleo comenzamos a ver como las políticas a favor de los sectores más pobres fueron retrocediendo. Desde allí presenciamos una crecida de la criminalización de la lucha política y social y lo que es más evidente como se esta asfixiando económicamente la economía venezolana con las fluctuaciones del mercado, la subida exorbitante de los precios por medio de la referencia del precio del dólar en bolívares marcado por la página Dolar Today.
Mientras la burguesía nos lleva a la anarquía del mercado, en Venezuela, la peor parte la padecemos todos los días los Proletarios y Proletarias. El desempleo, el colapso a los servicios básicos (transporte público, el servicio eléctrico, recolección de desechos, telecomunicaciones, el servicio de agua), el alto costo de la comida y medicina, el colapso de los servicios de salud pública y la imposibilidad de pagar el acceso a la salud privada está llevando a los más pobres progresivamente a condiciones de pauperización.
La Mujer Proletaria, gran parte de ellas madres solteras, padecen aún más producto de la situación, pues no les alcanza un sólo salario para el mantenimiento de sus hijos e hijas sin la ayuda del gobierno o del padre en el pago de la manutención, que no siempre está. También está aquella mujer del pueblo pobre que sale embarazada y se ve movida a inducirse un aborto por medios artesanales o en medio de condiciones inadecuadas, insalubres e incluso poniendo su vida en manos de piratas de la salud. Frente a esto el ala feminista del gobierno nacional y algunas intelectuales feministas plantean como la solución “El derecho a decidir de la Mujer sobre su cuerpo” y la despenalización del Aborto, vale destacar que esta no es la solución para la Mujer Proletaria, que el sistema capitalista le arrebata incluso los derechos ya conquistados y bajo la imposición del sistema nunca tiene derecho a decidir. La despenalización del aborto no le da respuesta a su situación pues jamás tendría dinero para pagar en un centro privado la atención y el cuidado que amerita la realización de la interrupción de un embarazo.
En el escrito “La Mujer en el desarrollo social”*, Alexandra Kollontai explica que luego de la legalización del aborto en Rusia (1919) ya se tenían métodos quirúrgicos y médicos que permitían a las mujeres el aborto sin que peligrara su vida, Kollontai escribe “A partir de su legalización, la tasa de mortalidad por abortos disminuyó del 4% al 0,28%. Para 1925 en la ciudad de Moscú, lugar donde los abortos eran probablemente practicados en mayor cuantía, de los 11.000 abortos inducidos en los hospitales ningún caso terminó siendo fatal. En tan sólo doce años la legalización del aborto había salvado la vida de 300.000 mujeres.”. Es indignante que en la actualidad casi 100 años mas tarde sólo la mujer burguesa pueda practicarse un aborto con la atención que amerita y sólo su vida es la que se garantiza.
Sin desmeritar la propuesta de las compañeras feministas, ésta sigue representando el clamor de las Mujeres de la clase burguesa en su consolidación de libertad plena como mujer de forma individual y ese no es el caso de la Mujer Proletaria, pues la última pide primero tener mejoras de vida para poder tener los hijos que decida tener con su compañero o esposo, que durante el periodo de embarazo, en el parto y posterior a él se le garantice una atención medica digna y poder educar a su descendencia en condiciones económicas y sociales justas. Y si es el caso de decidir no continuar con el embarazo y realizarse un aborto, entonces que se le garantice el cuidado necesario para que se realice con la atención correcta y en garantía de su vida y de su salud.
En el mismo documento de Kollontai expone:
“El decreto No. 471 del Comisariado del Pueblo para la Salud y el Comisariado del Pueblo para la Justicia inicia mencionando la persecución existente en todos los países del mundo que sufrían las mujeres que deciden abortar, a la vez que señala las trágicas secuelas físicas y psíquicas que un aborto clandestino producía, para finalizar resolviendo:
“I. Se permite la operación gratuita del aborto, en los hospitales soviéticos donde las condiciones garantizan su máxima inocuidad.
II. Queda absolutamente prohibido la realización de esta operación por otra persona que no sea un médico.
III. La matrona o comadrona que realice esta operación se verá privada del derecho a ejercer y será puesta a disposición del Tribunal Popular.
IV. El médico que practique el aborto en el ejercicio de su profesión privada con fines mercenarios será también puesto a disposición del Tribunal.”
He allí una propuesta que aún sigue siendo revolucionaria 98 años después y que las comunistas debemos levantar y defender como bandera, en capitalismo jamás llegaran las mujeres pobres a tener libertad y menos libertad para decidir sobre si se practican un aborto o no, no podemos ser eco de las banderas de las Mujeres que representan a la Burguesía y sus intereses que ya estando en el Poder solo buscan su liberación de las trabas que aún impone el sistema con respecto al hombre de su clase.
La Mujer Proletaria exige el derecho primero a una vida libre de explotación y opresión capitalista, el derecho a la Vida, a la libertad de amar sin ningún condicionamiento económico y legal, a la libertad de tener hijos e hijas en condiciones de vida digna con trabajo, salud, educación, alimentación, seguridad, recreación y justicia, tener acceso a la formación que le permita tomar decisiones de forma consciente y si es el caso de que se desee realizar un aborto, este debe ser legalizado, sin ninguna discriminación e incriminación legal a la Mujer y al médico tratante, con garantías de su práctica de manera pública, de atención a su salud y la garantía de su vida y su fertilidad.
Por la legalización del Aborto, que el Estado de garantía de Salud y Vida a la Mujer Proletaria.
V. Ibanyes
* Alexandra Kollontai (1976), La mujer en el desarrollo social, Editorial Guadarrama, Barcelona
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