Ante esa realidad se va demostrando el nivel de elevación de la conciencia política, la comprensión de las contradicciones fundamentales de la época y unas características particulares que permiten abordar la dura realidad y los escenarios futuros con grandes posibilidades de avanzar hacia niveles superiores.
Las diversas ofensivas imperialistas han contribuido a crear una fortaleza organizativa y material capaz de abordar con calma, indiferencia y hasta desenfado, pero con gran compromiso, la nueva amenaza. Estas características del pueblo venezolano le dan herramientas para asumir las tareas de la etapa con grandes probabilidades de éxito, no sólo de repeler la ofensiva imperialista, sino también avanzar hacia la construcción de la base material e ideológica que permita pasar de la etapa democrático burguesa a la socialista como opción para romper el círculo vicioso de la dependencia.
En ese punto de transición la visión de las tareas fundamentales del Proletariado, las formas de organización y lucha, así como las características del modelo político a construir, que debe adquirir las condiciones de democracia popular, son temas decisivos ya que las actuales estructuras del Estado burgués son una traba para superar las limitaciones y un freno al desarrollo de las fuerzas productivas, tanto como de las nuevas relaciones de producción necesarias.
La lucha por llevar el proceso de liberación nacional a la democracia popular e impulsar el desarrollo de las capacidades productivas colectivas a su máximo nivel para satisfacer las necesidades de las mayorías, mientras enfrenta la agresión imperialista, sólo podrá ser llevada al triunfo por los combatientes más consecuentes; esos son la clase obrera, el campesinado pobre y los comuneros revolucionarios, es decir el proletariado.
Es muy importante valorar las posiciones de las clases y no quedarse sólo en la visión defensiva, para ello es imprescindible caracterizar a cada actor: