El capitalismo no escapa de ese proceso dialéctico que permitió su surgimiento como capitalismo de libre concurrencia, su paso a capitalismo monopolista o imperialismo, en su fase superior, y luego su proceso de descomposición y caída, que vive actualmente.
Esos procesos no son de corto plazo, ya que los fenómenos sociales se desenvuelven en períodos de siglos y milenios, pero al analizar los procesos sociales con el instrumento científico del materialismo histórico dialéctico podemos comprenderlos a plenitud y en movimiento, percibiendo el pasado, presente y pudiendo valorar su futuro.
La descomposición del capitalismo, en su fase superior, el imperialismo, está expresada en diversas formas de la crisis general y crisis económicas cíclicas, que van provocando un aumento de la agudización de las contradicciones fundamentales, expresadas en las guerras, como las estamos viendo en Europa, África y Asia, pero no podemos olvidarnos que todo esto también es caldo de cultivo para las revoluciones, que los comunistas marxista leninistas debemos organizar y promover en todas partes donde hagamos presencia, las cuales, a veces de forma sigilosa o incomprensible, van dando pasos indetenibles.
Esas realidades complejas y diversas las podemos percibir hoy en los distintos puntos de conflicto; económicos, políticos, sociales y militares que nos rodean, también en el aumento de las luchas de resistencia que los pueblos, las capas oprimidas y especialmente el proletariado venimos librando para enfrentar la arremetida violenta del gran capital, especialmente del capital financiero, que en todas partes trata de imponer su dominio global sobre otras fracciones capitalistas, internacionales, nacionales o del capital industrial, agrario o comercial, imponiéndose, como es típico de la fase imperialista del capitalismo, el avance del capital financiero, mediante la exportación de capitales sobre la exportación de mercancías, las pugnas por el reparto de mercados y la lucha por el reparto del mundo ya repartido en anteriores confrontaciones.
Gran parte de los conflictos inter imperialistas de hoy están dados por esta contradicción, ya que los capitales de ambos bloques imperialistas, pero especialmente los de EE.UU y China principalmente se confrontan para adueñarse de los mercados y en algunos casos pretenden llevar la rueda hacia atrás, de forma irracional y reaccionaria, como ejemplo cuando el grupo de Trump pretende traer las industrias manufactureras de nuevo a territorio estadounidense.
Esas expresiones de una política arbitraria, que violenta los procesos históricos de la sociedad tienen que recurrir también a la fuerza, eliminando los derechos democráticos más elementales, pretendiendo imponernos un sistema retardatario, más represivo, explotador y reaccionario en extremo, de forma agresiva, teniendo que recurrir a la militarización de la sociedad, lo que está firmemente unido a ideas de extrema derecha que van consolidándose en la fascistización.
Esos procesos reaccionarios siempre han conseguido su contrario dialéctico en las ideas marxista leninistas y ahora no es la excepción. Podemos ver ese fenómeno de confrontación contra los intentos del fascismo en las luchas de resistencia que se observan en los pueblos del mundo, desde EE.UU., Alemania, Rusia, China, Francia o cualquier país dependiente.
En el caso del continente americano aún no tenemos grandes guerras entre países, aunque los conflictos están a la orden del día, aún como manifestaciones fronterizas, locales o nacionales, entre las cuales tenemos: las amenazas del bloque imperialista EE.UU - U.E. contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, la confrontación del imperialismo en su totalidad contra la insurgencia revolucionaria, especialmente del ELN en Colombia, las luchas contra el movimiento popular en toda la región así como las confrontaciones más sutiles contra otros gobiernos progresistas, que aunque vacilantes, no se entregan totalmente al gobierno de los EE.UU. y sus políticas.
En el caso de Venezuela, es clara la intención de ambos bloques imperialistas de controlar las riquezas minerales, el mercado, la fuerza de trabajo y la ubicación estratégica en el continente para aprovechar sus potencialidades. Las amenazas en la frontera con Guyana o las acciones de sabotaje a lo interno, las declaraciones intimidatorias desde EE.UU. no cesan, pero es también clara la disposición para la resistencia y lucha de un pueblo que tiene experiencia y decisión para no dejarse someter por las apetencias de ninguno de los dos bloques imperialistas en pugna.
Dentro de esa lucha de resistencia de carácter nacional los comunistas marxista leninistas marcamos una posición propia, de clase, que nos define la estrategia y táctica, basada en la teoría y práctica, histórica y actual del marxismo leninismo, nacional e internacional viendo los aciertos y debilidades propias y ajenas, lo que nos ha impedido caer en el seguidismo a la tendencia nacionalista pequeño burguesa reformista de tipo revisionista, como en el oposicionismo del infantilismo de izquierda de influencia trotskista, marcando en el país y el mundo una senda que define la lucha por la liberación nacional y el socialismo como ruta, teniendo la democracia popular como paso siguiente.
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