Por: Alejandro Ríos
Acero Revolucionario Nº 18
La ONU, La OEA, La OTAN ¿Qué tienen en común estas instituciones?
Entre otras, que son instituciones burguesas, que tras una fachada de luchadoras por la paz, la democracia y la convivencia desarrollan todo un conjunto de acciones de apoyo a los gánster de la guerra, demostrando que son todo lo contrario de lo que profesan.
Estas, como otras instituciones burguesas, son organismos que fueron creados para servir de soporte a la burguesía internacional. Por esta razón, promueven falsamente la paz, lo cual sirve como elemento distractor ante las masas, las confunden; hablan maravillas de las intervenciones de las potencias imperialistas en contra de otros países, hecho que ha costado miles de vida; se atreven a decir que son acciones necesarias por el bienestar de los habitantes de tal o cual país; tratan de convencer a los pueblos con ayuda de la maquinaria propagandista de la burguesía, que las intervenciones e invasiones que sufren son un “acto de bondad en su favor” cuando la realidad es que son acciones de los imperialistas para apropiarse y repartirse las riquezas que se encuentran en estas naciones.
Estos organismos hacen toda todo lo contrario, después de hablar de democracia destrozan pueblos enteros para imponer su ley, ejemplo de esto fueron las agresiones contra los pueblos de Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia y Siria, por nombrar los más recientes.
En América Latina fue clara la posición cómplice que desarrolló la OEA ante el violento golpe de Estado que sufrió el pueblo hondureño. Luego de este suceso, abundaron los discursos de esta organización que tenía como común denominador: el no asumir posiciones claras y contundentes que realmente dieran respuestas satisfactorias a las mayorías y enfrentaran a quienes llevaron a cabo el golpe de Estado.
La burguesía crea sus instituciones con el propósito de respaldar de manera abierta sus acciones violentas contra los distintos pueblos del mundo, estas cumplen en muchas ocasiones el papel de embellecer los crímenes que ellos, los burgueses desarrollan contra los pueblos, hablan de paz pero se quedan de brazos cruzados ante las guerras y sus consecuencias.
En las sociedades capitalistas, las instituciones obedecen a los intereses de clase de la burguesía, es por ello, que estas solo se han limitado a pronunciar palabras cuando miles caen asesinados por las balas de grupos mercenarios, paramilitares y por los ejércitos imperialistas. Los trabajadores debemos estar claros sobre el papel de lacayos que desempeñan las instituciones burguesas que falsamente hablan contra la guerra, que más bien las promueven. Las promesas de paz e imparcialidad que ellas profesan en los diferentes conflictos que enfrenta la humanidad solo tratan de ocultar los intereses de clase de la burguesía a quienes en nada les importa la vida de millones de personas en el mundo.
Para nosotros los trabajadores, la real lucha contra la guerra pasa por luchar por la revolución socialista y con ello lograr la destrucción del Estado burgués, el cual es el artífice e impulsor de la guerra. Mientras impere el sistema burgués la guerra será algo inevitable. Luchar contra la guerra es luchar contra la explotación capitalista, es organizarse para enfrentar las acciones imperialistas en cualquier parte del mundo, es luchar por la revolución socialista, debemos entender que en una sociedad dividida en clases, no podrá haber verdadera paz.
Los socialistas han condenado siempre las guerras entre los pueblos como algo bárbaro y feroz. Pero nuestra actitud ante la guerra es distinta, por principio, de la que asumen los pacifistas burgueses (partidarios y propagandistas de la paz) y los anarquistas. Nos distinguimos de los primeros en que comprendemos el lazo inevitable que une las guerras con la lucha de clases en el interior del país, y en que comprendemos que no se puede suprimir las guerras sin suprimir antes las clases y sin instaurar el socialismo; Lenin; El Socialismo y la Guerra (La Actitud del POSDR Ante la Guerra).
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