sábado, 13 de septiembre de 2025

EDITORIAL, SEPTIEMBRE 2025

El pueblo de Venezuela que resiste y lucha contra la agresión imperialista va avanzando a una fase más elevada de la acción por la liberación nacional y social, una en la cual el bloque imperialista EE.UU. - U.E. arrecia la ofensiva en todos los terrenos y aumenta las amenazas de pasar a la agresión militar directa, mientras tanto el pueblo aumenta las capacidades para enfrentar el reto.

Ante esa realidad se va demostrando el nivel de elevación de la conciencia política, la comprensión de las contradicciones fundamentales de la época y unas características particulares que permiten abordar la dura realidad y los escenarios futuros con grandes posibilidades de avanzar hacia niveles superiores.

Las diversas ofensivas imperialistas han contribuido a crear una fortaleza organizativa y material capaz de abordar con calma, indiferencia y hasta desenfado, pero con gran compromiso, la nueva amenaza. Estas características del pueblo venezolano le dan herramientas para asumir las tareas de la etapa con grandes probabilidades de éxito, no sólo de repeler la ofensiva imperialista, sino también avanzar hacia la construcción de la base material e ideológica que permita pasar de la etapa democrático burguesa a la socialista como opción para romper el círculo vicioso de la dependencia.

En ese punto de transición la visión de las tareas fundamentales del Proletariado, las formas de organización y lucha, así como las características del modelo político a construir, que debe adquirir las condiciones de democracia popular, son temas decisivos ya que las actuales estructuras del Estado burgués son una traba para superar las limitaciones y un freno al desarrollo de las fuerzas productivas, tanto como de las nuevas relaciones de producción necesarias.

La lucha por llevar el proceso de liberación nacional a la democracia popular e impulsar el desarrollo de las capacidades productivas colectivas a su máximo nivel para satisfacer las necesidades de las mayorías, mientras enfrenta la agresión imperialista, sólo podrá ser llevada al triunfo por los combatientes más consecuentes; esos son la clase obrera, el campesinado pobre y los comuneros revolucionarios, es decir el proletariado.

Es muy importante valorar las posiciones de las clases y no quedarse sólo en la visión defensiva, para ello es imprescindible caracterizar a cada actor:

La burguesía tradicional está totalmente plegada al imperialismo y promueve la agresión antinacional asumiendo ideas de extrema derecha, incluso fascistas.

La burguesía emergente, llamada así misma burguesía "revolucionaria" se compone de tránsfugas de la burguesía tradicional, todo tipo de oportunismo lumpen, vividores y corruptos que en gran porcentaje ocupan altos puestos o se asocian con estos para medrar de la corrupción, por lo tanto, no van a promover ningún cambio estructural ni siquiera el estímulo a la soberanía nacional. Pueden camuflarse en el sector revolucionario en lo aparente, pero realmente están contra los cambios que afecten el actual modo de producción.

La pequeña burguesía se mueve entre unos y otros, cambia de discurso, y su acción es totalmente ambigua, termina siendo instrumento de la gran burguesía mientras hilvana un discurso de cambio, pero teme a la verdadera acción revolucionaria, privilegia y defiende la propiedad y derechos de los opresores mientras somete al proletariado a todo tipo de penurias.

Los representantes de este sector, que se hacen pasar por revolucionarios, consideran que la clase obrera debe producir, ser carne de cañón en la guerra y actuar cuando más en la formación reproductora de la opresión de clase devorando la ideología burguesa, en una "formación" llena de oportunismo y reformismo.

Todos estos coinciden en negar al proletariado el papel de dirección, menos aún de vanguardia, papel que en su mentalidad servil solo asignan a la burguesía autodenominada "revolucionaria", que además de parásita y ladrona, como toda burguesía, es explotadora, traicionera y engreída.

Ante esa realidad la alianza obrero, campesino y comunal cobra un papel primordial, se expresa en diversas iniciativas de acción política conjunta en la forma de Frente Popular, donde diversos sectores podemos coincidir para enfrentar la agresión imperialista, conservando y ejerciendo la autonomía de clase, con un programa mínimo revolucionario que permita enfrentar al enemigo común y el peligro principal al pasar a otro nivel de la lucha.

Los escenarios que se van desarrollando son extremadamente complejos y se encuentran interconectados: desde la prolongación del bloqueo y amenazas como el caso de Cuba, la explosión del conflicto interno tipo guerra civil o situación revolucionaria, agresión militar directa por una coalición como en Irak, golpe de Estado como en Chile, magnicidio o secuestro de altos dirigentes como en Panamá, hasta la negociación en medio de un reparto del mundo por regiones entre los dos bloques imperialistas dominantes.

El paso de una posibilidad a ser realidad es una categoría dialéctica, que tiene probabilidades de suceder. En este análisis no podemos profundizar a esos niveles, pero si podemos concluir que el éxito para el proceso de liberación nacional y para dar pasos hacia la democracia popular rumbo al socialismo está mediado por la posibilidad de consolidar la alianza Obrero, Campesina y Comunal a nivel nacional, con visión internacionalista y colocando en la dirección del proceso de resistencia y lucha a los combatientes más decididos, consecuentes y probados.

Ante la amenaza cada vez más enfática de una agresión militar imperialista, debemos definir las bases de nuestro programa de acción. Un escenario de ese tipo puede facilitar la acción del Proletariado que para garantizar las condiciones de sobrevivencia de toda la población debe avanzar en la toma de empresas para colocarlas bajo control obrero revolucionario, el rescate de tierras y recursos productivos para los campesinos pobres y pequeños productores del agro, así como el control de centros de abastecimiento de alimentos, medicinas y demás artículos de primera necesidad por los comuneros y comuneras organizados, para la distribución en la población.

Todas estas acciones deben ser parte del plan de contingencia popular revolucionario ante la posibilidad de la agresión. De esta forma concreta se debe expresar la resistencia popular dirigida por la alianza obrero campesina y comunal si queremos derrotar al imperialismo y seguir el rumbo socialista.

¡El Socialismo solo se construye con la alianza obrero campesina en el poder 

y el pueblo en armas!


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