El mundo sigue estremecido por la crisis del capitalismo. En el 2010 se agudizaron todas las contradicciones, en especial la contradicción entre el trabajo y el capital. Muy lejos quedaron de hacerse realidad las promesas hechas por los capitalistas de que la economía se recuperaría, que la crisis actual solo era un mal rato que se debía superar con un poco de esfuerzo de todos. Esfuerzo que pasaba por el sacrificio de los trabajadores en los distintos países del mundo, para que un puñado de explotadores disfruten de la opulencia de la vida gracias a la riqueza conseguida por la explotación ejercida sobre las mayorías.
Los hechos confirman que el proletariado se ha movilizado de manera constante en diferentes partes del mundo, acciones que van desde aquellas solamente reivindicativas, que expresan su contundente rechazo a las medidas tomadas por los capitalistas ante la crisis, y otras donde se expresa la necesidad de que el proletariado avance en el terreno político. Sin embargo debemos decir que la dirección de la mayoría de estos procesos ha quedado aún bajo el control de la burguesía por medio de la socialdemocracia y sus aliados revisionistas, impidiendo así el avance contundente del proletariado hacia objetivos superiores. Por esta razón en conflictos como los presentados en Francia, Portugal, España Grecia, entre otros, los trabajadores aún no lograron sus objetivos, imponiéndose medidas anti-obreras de corte neoliberal, dado que una vez que los gobiernos de estos países formalizaran la adopción de los paquetes económicos que originaron las protestas, estas lejos de arreciar, fueron mermando, producto de las negociaciones y acuerdos de la derecha enquistada en el movimiento sindical y popular.