Luego del ataque efectuado por las fuerzas armadas de Irán contra territorio israelí podemos decir que el mundo entró en una nueva fase de agudización y expansión de la guerra, lo que va configurando escenarios donde la actividad económica y política se adaptar a una dinámica marcada por la destrucción de las fuerzas productivas, en diversos territorios a nivel mundial obedeciendo a la dinámica impuesta por el capital financiero.
A través de su vocería oficial, el gobierno de Irán ha declarado que la operación militar se ha ejecutado como una respuesta al asesinato del líder de Hizbola, Hasan Nasrala, a mano del ejército de Israel, en una operación militar efectuada violando la soberanía del territorio libanés.
Luego de efectuada la operación se han producido una serie de reacciones, algunas señalando que la responsabilidad de esta escalada de violencia guerrerista es provocada por las posiciones del gobierno de Netanyahu, que se ha propuesto desarrollar una operación exterminio contra algunos pueblos del Medio Oriente.
Es necesario destacar que, muy a pesar de querer responder de la manera más destructiva posible al ataque iraní, el gobierno de Netanyahu se ha visto obligado a tomar las cosas con moderación luego que su principal socio, los EE. UU., le "recomendara" no atacar instalaciones petroleras.
La petición de los EE. UU. tiene su base en que de atacar a Irán, y muy particularmente sus instalaciones petrolera, puede ser muy contraproducente para los negocios de EE. UU. y sus socios, particularmente si ante cualquier ataque desarrollado por el ejército de Israel a las instalaciones petrolera de Irán provocan como reacción una subida muy fuerte del precio del barril de petróleo en un momento en que la demanda crece y que los mismos EE. UU. necesitan del suministro a tiempo de una importante cantidad de petróleo para sostener sus acciones de guerra por parte de sus tropas en diferentes partes del mundo.
El gobierno sionista de Israel recibe así una dura respuesta en la que además quedaron develados una serie de debilidades que en la actualidad presenta el sistema de defensa de Israel.
Además, el ataque se produce en un momento donde se cumple un nuevo año de la operación de las fuerzas de Hamas. Las fuerzas y aliados de los sionistas, días después de que tropas de Hamas efectuaran un ataque en territorio de Israel, el gobierno en boca de Netanyahu, prometió llevar a cabo una operación que, según él, en cuestión de días acabaría totalmente con los focos de resistencia y las tropas dirigidas por Hamas, sin embargo, un año después de iniciar su operación de exterminio, ni ha podido acabar con Hamas y la resistencia palestina, no ha liberado a la totalidad de los rehenes, ni ha podido dominar totalmente el territorio de Palestina. Esto en concreto, constituye una derrota para el gobierno sionista que intentan maquillar con el anuncio de nuevas operaciones militares en otros territorios.
La operación exterminio llevada a cabo por el ejército sionista ya llegado a niveles tan altos de violencia, descaro, y cinismo que algunos socios de Israel empiezan a cuestionarlo, claro está que lo hacen por el hecho de evitar pagar un precio político muy alto por aparecer como cómplices del genocidio contra el pueblo de Palestina; pero además, lo que más interesa a los imperialistas, es que con todo lo que han hecho no han podido desalojar a los palestinos de su territorio para poder ejecutar los proyectos económicos que el capital financiero se ha propuesto ejecutar allí.
El Frente de Guerra en Ucrania continúa recibiendo grandes inversiones por parte de los círculos imperialistas.
A pesar de que el ejército ruso ha logrado importantes avances territoriales, recuperando algunas localidades, hechos que se han acompañado de reportes sobre grandes cantidades de bajas en las tropas ucranianas, los círculos imperialistas que se mueven en torno de los EE. UU.- UE – OTAN, han respondido con un nuevo paquete de ayuda financiera y militar con el propósito de mantener la capacidad operativa del ejército de Ucrania y la gran cantidad de mercenarios que han unido por negocio.
Es clara la disposición de los círculos imperialistas en continuar y expandir la guerra, pues para ellos se trata de un gran negocio donde los pueblos van a cargar con las consecuencias terribles que comporta el desarrollo de este fenómeno, mientras las corporaciones conformadas en el marco de los intereses del capital financiero obtienen enormes ganancias económicas.
Más inversiones multimillonarias han sido aprobadas para sostener la guerra, lo cual sustenta el negocio del complejo industrial militar, que además echa mano de sus agentes políticos para avanzar en la implantación de una actividad económica ajustada a la dinámica y condiciones de guerra.
Otro elemento a tomar en cuenta es que, al expandirse y agudizarse la guerra a otros territorios, la consecuencia inmediata es la multiplicación del número de personas desplazadas.
La población desplazada, además queda por vía de fuerza, sometida en gran parte a los intereses de las corporaciones imperialistas que manejan el negocio del narcotráfico, trata de personas, contrabando y ventas de órganos, entre otras.
Las organizaciones mafiosas que al fin de cuentas responde a los intereses de los consorcios capitalistas ven en la población inmigrante una fuente de materia prima para sus negocios, por lo que han perfeccionado todo un sistema de funcionamiento para aprovechar en favor de sus ganancias una de las consecuencias de las guerras que ellos mismos promueven. Como podemos ver, todo un negocio redondo.