viernes, 4 de noviembre de 2011

Acerca de la actual situación internacional (CIPOML)

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  Objetivamente los levantamientos y movimientos populares en los países árabes de África del Norte y el Próximo Oriente, especialmente los de Túnez y Egipto han sido los acontecimientos más importantes del año. El paro, la carestía de la vida, la pobreza y las reivindicaciones de democracia y libertad exigida por los pueblos en cólera contra la opresión que sufren desde decenios, opresión ejercida por gobiernos autocráticos apoyados por el imperialismo, constituyen la base común de estos movimientos populares. Particularmente en Tunicia y Egipto, las masas populares tomaron las calles durante varias semanas con manifestaciones de miles y miles de personas. Esos movimientos abarcaban amplísimas capas populares, de trabajadores de todas las ramas, de jóvenes, de desempleados, en fin, todos los que reivindican democracia y libertad contra las dictaduras, constituyeron los elementos motores de estos acontecimientos. En todas las manifestaciones, protestas y revueltas populares, grandes o pequeñas, que se han desarrollado en los países árabes, la juventud ha ocupado un lugar importante y desempeñado un papel esencial. Particularmente, han sido las masas de jóvenes sin trabajo los impulsores de estas manifestaciones.

   Generalmente, se admite que ha terminado esta primera fase de los movimientos y revueltas populares árabes. El resultado de esos movimientos está aún lejos de lograr las profundas aspiraciones de los pueblos del cambio radical y la libertad económica, social y política reivindicadas. Sin embargo los regímenes pro estadounidenses y pro occidentales de Túnez y Egipto, han recibido golpes importantes, aunque no hayan sido liquidados. Ahora, con el apoyo y orientación de los EE.UU. y otros países imperialistas occidentales que fueron sorprendidos por esas revueltas populares, se esfuerzan por cerrar las brechas abiertas, y reorganizar las dictaduras sin Ben Alí ni Mubarak. Con el pretexto de ayudar a Túnez y Egipto contra una “amenaza terrorista islámica”, los imperialistas aceleran su intervención para controlar los movimientos populares en la zona, ampliar y asegurar su esfera de influencia y control. Esas intervenciones acentúan la lucha por el reparto de esas regiones y agudizan las contradicciones entre los países imperialistas.

  Sin embargo, no será fácil que funcionen las dictaduras, sin Ben Alí y Mubarak, pese a algunas concesiones. En primer lugar, las reivindicaciones planteadas por los levantamientos populares, no se han logrado sino de manera limitada. Y aunque el movimiento haya retrocedido, no está liquidado (las masas no han abandonado completamente las calles). Nuestro partido hermano, el PCOT, que ha desempeñado un papel muy importante en tanto que fuerza organizada en la rebelión de Túnez, prosigue su trabajo de impulsar las reivindicaciones populares, reorganizar el movimiento por la base, y aglutinar amplias masas populares en torno a las aspiraciones comunes de los trabajadores.

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